Representantes oficiales de los gobiernos de América Latina y el Caribe y expertos internacionales participaron el 15 y 16 de noviembre en la primera reunión de la Red de Desastres Naturales del Diálogo Regional de Política en la sede del Banco Interamericano de Desarrollo en Washington, D.C.
En el encuentro se abordaron opciones de política para prevenir y mitigar las pérdidas humanas y materiales causadas por fenómenos naturales, que en la década de los noventa significaron daños de más de 20.000 millones de dólares en la región.
La Red de Desastres Naturales forma parte del Diálogo Regional de Política auspiciado por el BID para impulsar un amplio debate en América Latina y el Caribe sobre temas estratégicos como pobreza, educación, comercio, gestión y transparencia, medio ambiente, finanzas y macroeconomía.
El objetivo general del Diálogo Regional de Política es crear un espacio para que los países comparen experiencias, conozcan prácticas externas a la región y exploren áreas de cooperación regional en temas críticos para su participación en una economía en proceso de globalización.
Las redes del diálogo están conformadas por funcionarios de alto rango del sector público, que juegan un papel importante en el diseño y la implementación de las respectivas políticas públicas.
Las deliberaciones del reciente encuentro se basaron en un estudio preparado sobre "Sistemas nacionales y mecanismos institucionales para el manejo integral de los riesgos de desastres".
El documento analizó las características y sostenibilidad política y económica de los sistemas y mecanismos institucionales frente a los riesgos de desastres naturales, tomando en cuenta su naturaleza multisectorial y multidisciplinaria en la creación de sistemas nacionales de prevención y mitigación de desastres.
Un promedio de 40 desastres naturales importantes al año coloca a América Latina y el Caribe en el segundo lugar después de Asia en cuanto a frecuencia de estos fenómenos. Frente a los riesgos y las pérdidas crecientes, las deliberaciones de los delegados de los países y los panelistas se centraron en una revisión de la disponibilidad de mecanismos nacionales y regionales de manejo integral del problema. Ante la complejidad del tema, ocupó un lugar preponderante el diálogo sobre los instrumentos de transferencia de riesgo y el rol de los organismos internacionales.
Entre los panelistas se contaron: la directora del Fondo Nacional de Desastres Naturales de México, Concepción Garza; el director ejecutivo de la Agencia Nacional de Planeamiento Ambiental de Jamaica, Franklin McDonald; y el director de Política Ambiental del Departamento Nacional de Planeación de Colombia, Carlos Costa.
Los expertos debatieron las nuevas políticas que están surgiendo en la región y la sostenibilidad política y financiera de las acciones de prevención y mitigación. Un aspecto importante planteado fue el rol de los gobiernos locales en cuanto a inversiones públicas y planes locales de contingencia.
Los panelistas sobre sostenibilidad política y financiera fueron: el coordinador regional de Respuesta de Emergencia ante Desastres del Caribe, Jeremy Collymore, de Barbados; y el secretario ejecutivo de CEPREDENAC de Panamá, Jorge Ayala Marroquín. Los especialistas principales del BID Caroline Clarke y Kim Staking actuaron como moderadores.
Walter Arensberg, jefe de la División de Medio Ambiente del BID, destacó la importancia de la capacitación local en prevención y mitigación de desastres naturales y la identificación de centros adecuados para este fin. Puntualizó también que es clave la coordinación de esfuerzos de los organismos regionales e internacionales con los gobiernos de la región para evitar el catastrófico impacto en costos macroeconómicos e incremento de la pobreza y destrucción de comunidades por estos fenómenos.
Al finalizar la reunión, los delegados de los países eligieron por unanimidad como presidente de la red al director de la Oficina Nacional de Emergencias del Ministerio del Interior de Chile, Alberto Maturana Palacios, que actuará como enlace entre los demás delegados de los países y el Banco.
Christof Kuechemann, subgerente del Departamento de Desarrollo Sostenible del BID, resaltó en el cierre de la reunión la visión sistémica requerida por un tema tan complejo y reiteró a los gobiernos el apoyo del Banco, que ha venido acompañando los esfuerzos de los países para prevenir y mitigar los efectos de los desastres naturales. "El papel de los gobiernos es clave, pero el sector privado con la sociedad civil representan la diversidad", afirmó al insistir en la importancia de las empresas y las organizaciones no-gubernamentales.
El financiamiento del BID para desastres naturales totalizó entre 1996 y 2000 unos 1.500 millones de dólares, destinados a mitigar entre otros los efectos del fenómeno del Niño en Argentina, Guatemala, Paraguay y Perú; terremotos en Colombia y El Salvador; deslizamientos de tierra en Venezuela; y huracanes en Centroamérica y el Caribe.
Los financiamientos del BID, además de los proyectos y la asistencia técnica, incluyen una facilidad de reconstrucción de emergencia de hasta 20 millones de dólares, una facilidad sectorial de prevención de desastres de hasta 5 millones de dólares por préstamo, la reasignación de préstamos existentes frente a las catástrofes, y un fondo de cooperación técnica de emergencia.
Las seis áreas estratégicas de trabajo identificadas por el BID con los países son:
•Sistemas nacionales para prevención y respuesta ante los desastres.
•Incorporar la prevención como tema clave en la planificación.
•Reducir la vulnerabilidad de los pobres ante los desastres.
•Promover la participación del sector privado.
•Relevamiento de información sobre riesgo para la toma de decisiones.
•Impulsar el liderazgo y la cooperación en la región