El Banco Interamericano de Desarrollo anunció hoy la aprobación de su mayor préstamo otorgado a México, un financiamiento por 1.000 millones de dólares para consolidar y expandir el Programa de Educación, Salud y Alimentación (Progresa), una iniciativa que combate la pobreza extrema ofreciendo apoyo a millones de familias indigentes.
Los recursos del BID respaldarán un proyecto multifase a seis años, con un costo total estimado en 4.755 millones de dólares, que ampliará la cobertura del Progresa* al sector urbano, asegurará el impacto a mediano y largo plazo del apoyo a familias indigentes y mejorará su eficiencia operativa.
“Por su carácter innovador y su forma concreta de atacar el problema de la pobreza, el programa Progresa representa una experiencia que puede ofrecer enseñanzas a otros países de nuestra región”, afirmó el presidente del BID, Enrique V. Iglesias, tras la aprobación del préstamo.
A través del Progresa, que combina incentivos y responsabilidades para sus beneficiarios, el gobierno mexicano ayuda a familias indigentes a mantener a sus hijos en la escuela, acceder a servicios de salud básica y mejorar su nutrición. Esos apoyos apuntan a quebrar el círculo vicioso de la pobreza estructural, caracterizada por su transmisión de generación a generación.
“Progresa es uno de los pocos programas de lucha contra la pobreza que ha logrado demostrar fehacientemente impactos en el nivel de escolaridad de sus beneficiarios, el uso de los servicios de salud, cantidad y calidad del consumo de los hogares y el trabajo infantil”, señaló la jefa de equipo del proyecto en el BID, Carola Alvarez.
Los informes de evaluación externa del Progresa, realizados por Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI), han concluido también que, además de obtener impactos positivos para sus beneficiarios, el programa mexicano es eficiente en términos de costos**.
Desde su lanzamiento en 1997, el programa tuvo como prioridad las áreas rurales, dado que allí se concentra la pobreza extrema en México. Las familias beneficiarias son elegidas mediante procedimientos claros y validados por asambleas comunitarias. Bajo sus reglas, las familias reciben apoyo durante tres años, siempre y cuando cumplan con sus obligaciones de contrapartida. Vencido ese período, pueden pedir su reincorporación, sujeta a una certificación de sus condiciones socioeconómicas.
Otra característica del Progresa, coordinado por la Secretaría de Desarrollo Social***, es que trabaja directamente con las mujeres en los hogares beneficiarios, confiando en que manejarán los recursos en favor de sus hijos y sus familias.
Entre los apoyos ofrecidos por el programa figuran suplementos alimenticios para mujeres embarazadas y madres lactantes y para niños entre 4 meses y 2 años de edad, a fin de prevenir la desnutrición desde el período de gestación. Asimismo se entrega dinero a las familias para mejorar la cantidad, calidad y variedad de su alimentación, a cambio de que los beneficiarios asistan a una serie de citas médicas y reciban capacitación en temas de salud, higiene y nutrición.
El Progresa también brinda becas y útiles escolares para reducir la deserción escolar entre los niños de familias en extrema pobreza. Los montos de las becas aumentan a medida que niños pasan de grado. A partir del séptimo grado, se ofrecen mayores becas para las niñas, cuya tasa de abandono escolar es mayor a la de los niños.
En su primer año de actividad el Progresa llegó a beneficiar a unos 400.000 hogares. Durante el 2001 el programa atendió a unos 2,5 millones de hogares. Bajo el nuevo proyecto apoyado por el BID, el gobierno mexicano ampliará la cobertura a zonas urbanas y extenderá el apoyo escolar a estudiantes en los cursos superiores de la educación media. Como resultado de la primera fase del proyecto, que durará tres años, se espera que los beneficios del Progresa alcancen a un millón de nuevas familias.
Bajo la nueva operación también se consolidarán los servicios brindados en las localidades rurales y se aumentará la eficiencia operativa del Progresa mediante el fortalecimiento de sus mecanismos de seguimiento, auditoría y comunicación social. Asimismo se realizarán estudios de diagnóstico para adecuar el programa a sus nuevos objetivos y se tomarán medidas para articular al Progresa con otros programas sociales con el fin de evitar duplicaciones de esfuerzos.
La participación del BID en este proyecto se enmarca en su estrategia de apoyar los programas sociales de México para corregir los desequilibrios regionales, reducir la desigualdad de ingresos y combatir la pobreza extrema. Otras operaciones recientes del BID han respaldado los programas mexicanos de apoyo directo a pequeños productores rurales, de vivienda de interés social, de capacitación laboral y de descentralización y fortalecimiento de gobiernos locales.
El nuevo préstamo del BID fue otorgado a un plazo de amortización de 25 años, con tres años de período de gracia, y a una tasa de interés variable, que en la actualidad es de 6,97 por ciento anual. Los fondos de contrapartida para esta fase del programa ascenderán a 1.377 millones de dólares.