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América Latina debe recuperar inversión en infraestructura para ganar competitividad, dicen expertos

BELO HORIZONTE, Brasil – América Latina necesita mejorar su clima para los negocios y recuperar sus niveles de inversiones en infraestructura física para no quedar aún más rezagada frente a otras regiones emergentes del mundo, señalaron hoy expertos en un seminario organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo.

El seminario Clima para las inversiones del sector privado en infraestructura en América Latina y el Caribe se celebró en vísperas de la reunión anual de la Asamblea de Gobernadores del BID, que se llevará a cabo en esta ciudad del 3 al 5 de abril.

“Observamos un retroceso generalizado en la inversión en infraestructura en América Latina y el Caribe”, afirmó en la apertura del seminario Carlos Guimaraes, coordinador del Sector Privado del BID. “Más preocupantemente, otras regiones del mundo han aumentado esta inversión, medida como porcentaje del producto interno bruto.”

“Esto significa que crecemos más lentamente, tanto por la reducción de la dotación de infraestructura por trabajador como por la pérdida de mercados a manos de regiones competidoras que producen y transportan más económica y rápidamente que muchos países de nuestra región”, agregó.

En el 2005 las inversiones totales en infraestructura (públicas y privadas, tanto de expansión como de mantenimiento) llegaron a 47.000 millones de dólares. Esa suma representa alrededor de 2 por ciento del PIB regional, mientras que China, otros países asiáticos y de Europa Oriental tienen tasas de inversión que triplican la latinoamericana.

De hecho, la brecha entre estas dos regiones se ha revertido en las últimas dos décadas. El gerente del Departamento de Desarrollo Sostenible del BID, Antonio Vives, señaló que en 1980 América Latina y el Caribe tenían un stock de infraestructura 40 por ciento mayor al de los llamados Tigres asiáticos. Para el 2000 esos países llevaban una ventaja de 70 por ciento.

Everett Santos, presidente del Latin American Investment Fund, expresó dudas de que hoy en día su fondo de financiamiento de obras de infraestructura pudiese volver a recaudar casi 1.000 millones de dólares de inversión privada como lo hizo en 1996.

Si bien las condiciones varían de país en país, comentó Santos, la región sufre más problemas relacionados con el alto riesgo de intervenciones políticas que afectan la estabilidad y rentabilidad de las inversiones privadas en infraestructura. Asimismo persisten dificultades por incertidumbre jurídica y regulatoria, riesgos cambiarios, la falta de desarrollo de mercados de capitales locales y, en algunos casos, repuntes de inflación.

Otro escollo para una mayor participación del sector privado en el desarrollo de infraestructura en América Latina es la oposición a las privatizaciones entre la ciudadanía de la región, a pesar de las ventajas objetivas de tal participación en términos de costos, cobertura, acceso y eficiencia, agregó Santos.

Para Diana Mondino, ex directora para América Latina de la calificadora de riesgo Standard and Poor’s, la baja tasa de inversión en infraestructura física de la región refleja el hecho de que el Estado está jugando un papel que podría tomar el sector privado, un proceso de “crowding out” o exclusión que suele darse en mercados de deuda.

Paradójicamente,  dijo Mondino, el sector público invierte en infraestructura en donde resulta inmediatamente más rentable en lugar de concentrarse en financiar proyectos que podrían tener mayor impacto a largo plazo, particularmente en la productividad y la calidad de vida de las personas de menores ingresos que viven fuera de las áreas urbanas.

“El Estado hace la gran autopista, pero no hace las redes de caminos secundarios. Construye puertos pero no las rutas de acceso”, agregó la economista argentina.

Por su parte, Sir Nicholas Stern, consejero económico del gobierno del Reino Unido, destacó la necesidad de garantizar que los inversionistas puedan cosechar los frutos de su participación en proyectos de infraestructura. Para ello, señaló, es indispensable trabajar con un enfoque amplio en medidas para reducir los riesgos para los flujos de ingresos de las inversiones.

El nuevo presidente del Banco Nacional de Desenvolvimento Econômico y Social (BNDES), Demian Fiocca, brindó un punto de vista alternativo, basado en gran medida en la experiencia reciente de Brasil.

Según Fiocca, en los últimos dos años la inversión pública en infraestructura ha retomado una tendencia ascendente, luego bajar durante los primeros tres años de esta década. Dicha desaceleración respondió a la caída en la actividad económica registrada en esa época y a las medidas fiscales implementadas para recobrar la estabilidad macroeconómica, señaló.

“Pasamos por años duros en el 2002 y el 2003 pero yo veo buenas perspectivas de aquí al futuro”, dijo Fiocca, quien jugó un papel clave en la estructuración de la ley de asociaciones público-privadas en Brasil.

El presidente del BNDES también saludó la posibilidad de que el BID realice desembolsos de préstamos en moneda local a los países prestatarios como una medida para reducir los riesgos cambiarios para inversiones a largo plazo como los proyectos de infraestructura física.

Además de facilitar el financiamiento en moneda local mediante el desarrollo de mercados de deuda nacionales y mecanismos de transferencia de riesgos, la región necesita hacer mayor uso de las asociaciones público-privadas.

El BID, que prestó más de 15.300 millones de dólares entre 1995 y 2005 para financiar 199 proyectos de infraestructura en América Latina y el Caribe, espera aumentar su participación en el apoyo de la infraestructura regional.

Entre otros pasos, está impulsando la creación de un fondo de infraestructura tripartito con recursos del BID, países donantes y empresas privadas. Además de brindar financiamiento, el BID asesorará a países en el mejoramiento del clima para los negocios y calificará los proyectos propuestos para ofrecer más información a potenciales inversionistas.

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