
Las fortalezas de Petita Ayarza son evidentes. A sus 54 años es una exitosa empresaria con negocios en múltiples sectores, incluyendo el turismo y la confección. También es una líder comunitaria y defensora de los derechos de los pueblos indígenas que, este año, se convirtió en la primera diputada guna en la Asamblea Nacional de Panamá.
Su trayectoria se basa en una fuerte convicción social. Cuando se le pregunta cuál es su mayor debilidad, Petita contesta: “mi debilidad más grande es mi empatía con los demás, el querer dar siempre. Es que no quisiera ver a las personas pasando tanto trabajo, las emociones se me ponen a flor de piel. Es una debilidad que me impulsa en mis emprendimientos”. Su respuesta es un reflejo de la identidad, la cultura y la cosmovisión del pueblo guna de la Comarca Guna Yala, en Panamá, al que pertenece.
Para los guna –como para muchos pueblos indígenas en América Latina— los conceptos de “bienestar personal” y “prosperidad” están intrínsecamente unidos a la reciprocidad y al buen vivir de su comunidad, a la que consideran una familia extendida.
Otro pilar de la cultura guna es su concepto de “desarrollo económico”, el cual otorga un enorme valor al territorio y a los recursos naturales que allí se encuentran. “Siento que el enfoque de emprendimiento económico predominante gira alrededor de lo material”, dice Petita. “Pero, desde siempre, nuestros ancestros nos han dado a conocer que la riqueza en la vida se trata también del amor a la tierra, a los árboles, al mar, al aire que respiramos y a la biodiversidad. Estos son los hermanos que tenemos y que debemos cuidar”, afirma.
Entrevista con Petita Ayarza, primera diputada de la etnia guna en Panamá
El contraste entre la identidad, tradiciones y valores de los pueblos indígenas y los conceptos de economía y crecimiento “occidentales” han representado un reto para impulsar el crecimiento económico y la prosperidad de los pueblos indígenas. Stephen Cornell, fundador del Proyecto de Desarrollo Económico de los Indios Americanos de la Universidad de Harvard, destaca que existe amplia evidencia que demuestra que la formulación de políticas públicas e inversiones sin la participación de los pueblos indígenas es improductiva, y conlleva un alto costo para las economías de los países.
“Lo que se aspira es que los responsables de formular políticas y los tomadores de decisiones consulten a los pueblos sobre qué creen que deberían hacer para mejorar su situación, cuál es su visión de futuro y cómo pueden ellos apoyarlos para llegar allí”, asevera Cornell. “Ese apoyo puede venir en forma de dólares, de apoyo institucional, de programas educativos y también puede venir en forma de simplemente dar permiso y quitarse de su camino”.
Entrevista con Stephen Cornell, fundador del Proyecto de Desarrollo Económico de los Indios Americanos de la Universidad de Harvard
Petita piensa lo mismo: “cuando los inversores vienen a la comarca a imponer programas u obras que no están en línea con nuestra visión, aspiraciones y valores, la respuesta de las instituciones indígenas es de rechazo. Tenemos el derecho, como lo tienen todos los pueblos indígenas, de ser consultados si un proyecto es para nuestro bienestar o no”.
La consideración de la gobernanza y las instituciones propias es otro factor clave en el éxito de las iniciativas dirigidas a pueblos indígenas. “Mi mensaje a todos los gobiernos, incluyendo al que yo represento como diputada, es que no impongan, sino que consulten y escuchen para que sus propuestas se adapten a lo que nosotros somos”, afirma Petita.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) actualmente implementa y promueve el enfoque de desarrollo económico con identidad de los pueblos indígenas, un concepto poco discutido y visibilizado en la región, que prioriza la identidad, el territorio y la autonomía económica de las comunidades. “Este enfoque tiene un potencial transformador para los pueblos indígenas y representa una oportunidad para formular nuevas respuestas para cerrar brechas, disminuir inequidades y avanzar en un desarrollo inclusivo y más sostenible a nivel social, cultural y ambiental”, explica Carmiña Albertos, especialista principal en pueblos indígenas y diversidad del BID.
En Panamá, el BID está apoyando al pueblo Guna en la planificación participativa de un traslado a tierra firme debido al cambio climático. Se han realizado análisis culturales de su concepción de tierra y territorio, salud, educación y talleres de planificación comunitaria con involucramiento de jóvenes y mujeres. Estos esfuerzos contemplan igualmente apoyo a la planificación turística de la comarca, factor clave para el desarrollo económico del pueblo Guna.
View this post on InstagramA post shared by BID (@el_bid) on Aug 27, 2018 at 2:51pm PDT
Esta visión de desarrollo está centrada en la creación de políticas públicas integrales y participativas que den un lugar a todos los pueblos indígenas, sin importar que tan pequeños sean. Porque como nos contó Petita, es en las cosas pequeñas donde muchas veces encontramos los más grandes tesoros. “Mi nombre en francés significa chiquita. Pero a lo largo de mi vida aprendí que las cosas grandes también vienen en empaques pequeños, como un perfume o una perla”, dice.
