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Rompiendo mitos sobre el desarrollo infantil temprano

Marzo 18, 2019

 

Descarga la guía ilustrada de estimulación infantil temprana, de forma gratuita, ¡aquí!

 


¿Sabías que el cerebro de un niño alcanza el 80% del tamaño adulto entre los cero y los tres años? ¿O que un 75% de la comida que los bebés comen va directamente al desarrollo de su cerebro? 

La estimulación en la primera infancia es fundamental para que los niños y niñas puedan desarrollar todas sus potencialidades. El lenguaje, la capacidad de resolver problemas, la destreza motora y las habilidades blandas son áreas cuyos cimientos se establecen en los primeros años de vida. Es por eso que las experiencias de nuestros hijos en ese periodo son determinantes en su futuro e impactan su calidad de vida, situación laboral y relaciones interpersonales. Pero sobre todo, promover el desarrollo infantil en los primeros años iguala la balanza en los países de la región que tienen altas tasas de desigualdad: si los niños más vulnerables reciben estímulos que fomenten su desarrollo, es muy probable que la brecha de oportunidades se reduzca y exista una cancha más pareja para todos.

Veamos el caso de Jamaica. Entre 1986 y 1989, agentes comunitarios de salud visitaron las casas de casi 65 niños desnutridos de entre 9 y 24 meses de edad en Kingston, la capital de la isla, como parte de Reach Up. En esas visitas, las trabajadoras enseñaron a las madres a cómo estimular, jugar y fomentar el desarrollo de sus hijos a través de juegos y dinámicas replicables, sin costo y fáciles de hacer. Por ejemplo, les enseñaban a hacer juguetes caseros, canciones para fomentar el lenguaje e ilustraciones para diferenciar colores, texturas y sombras.

Los resultados fueron excelentes. Veintidós años después, el premio Nobel de Economía James Heckman hizo un seguimiento a los niños que participaron en ese programa: la diferencia entre ellos y un grupo de control que no participó fue igual a las diferencias entre un niño de tres y otro de cuatro años y medio. El grupo que fue estimulado ganaba un 25% más en su trabajo y tenía un coeficiente intelectual mayor al del grupo de control. Experiencias similares se han replicado en Colombia, Brasil y Perú y tienen resultados prometedores. 

“Los niños que no han sido expuestos a interacciones de calidad durante sus primeros años llegan a la escuela primaria con rezagos en su desarrollo, y arrancan en completa desventaja con respecto a niños que experimentaron ambientes de mayor calidad en sus hogares o centros de cuidado”, dice Caridad Araujo, economista principal de la División de Salud y Protección Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

 

 



Un proyecto pionero: de salas de espera a salas de aprendizaje

En los países de la región, una gran cantidad de niños no logra alcanzar un desarrollo infantil pleno. Si bien la nutrición y el acceso a una lactancia prolongada son primordiales, también lo es el desarrollo de habilidades cognitivas y blandas, la interacción social, y la estimulación psicosocial. De igual forma, la línea divisoria entre unos y otros está asociada al ingreso medio de la familia: aquellos más privilegiados y pudientes tienen mayores posibilidades de crecer en un hogar que promueva su desarrollo y de enfrentar los desafíos cognitivos y sociales de mejor manera que aquellos de ingresos más bajos.

 

Imagen eliminada.

 

Ante esta realidad, nos preguntamos qué pasaría si transformáramos las salas de espera pediátricas en lugares de aprendizaje. Desde el BID, junto a la Universidad de West Indies y los ministerios de salud de tres países caribeños - Jamaica, Santa Lucía y Antigua - quisimos responder a esa necesidad y ejecutamos un proyecto único en la región. ¿El objetivo? Ampliar los lugares de estimulación temprana, educar a padres y madres, y apoyar el desarrollo intelectual de los niños más allá del hogar o el centro de cuidados infantiles.

La idea detrás del proyecto que el BID llevó a cabo en el Caribe busca romper esta brecha. Las salas de espera pediátrica, sobre todo en sistemas de salud de carácter público, permiten abarcar poblaciones vulnerables que no tienen acceso a cuidados, educación o espacios de estimulación de calidad para sus hijos. 

En estos tres países lanzamos un programa donde grupos de madres, junto a sus bebés de entre 3 y 18 meses, eran parte de intervenciones grupales en salas de espera pediátricas antes de entrar a la consulta con el doctor de turno. En 29 centros de salud de los tres países, 501 pares de madres e hijos fueron expuestos a cinco intervenciones que incluyeron: nueve módulos con películas cortas que hablaban sobre cómo estimular el desarrollo cognitivo, creativo y social de un niño en casa; una sesión de demostración de actividades posterior y una invitación a seguir realizando lo aprendido en casa.

Los resultados fueron exitosos en el corto plazo. “No acostumbraba a jugar con ella antes. Solo le daba sus juguetes y ella se sentaba y jugaba con ellos. Después del programa, me siento con ella, canto con ella y juego con ella”, dice una de las mamás participantes del proyecto en Jamaica. Los niños que fueron parte del grupo en los centros de salud tuvieron cuatro puntos más en mediciones de habilidades cognitivas que aquellos que no fueron parte, reforzando los resultados del estudio anterior que se llevó a cabo en los años 80.

“Las buenas noticias es que, en la evaluación de corto plazo, los niños mostraron beneficios significativos en su desarrollo cognitivo, mientras que sus madres presentaron mejoras en el conocimiento del desarrollo infantil y las pautas de crianza”, dice Florencia López Boo, economista líder de la División de Salud y Protección Social del BID. ”En este momento estamos analizando los resultados de estos niños 5 años después de culminada la intervención”.

 

Una guía práctica y gratuita

De este proyecto, desarrollamos una guía ilustrada en español, descargable y gratuita que invita a seguir, desde la comodidad de tu casa o de tu centro de salud, lo realizado en los centros de salud en Jamaica, Santa Lucía y Antigua. Puedes ver los videos en línea y seguir las dinámicas que, paso a paso, se describen en el documento.

La guía no solo aborda y da acceso a contenidos audiovisuales, sino que también enseña cómo confeccionar seis distintos juguetes con materiales que fácilmente se pueden encontrar en casa. Desde sonajeros a botellas, la idea es que las madres puedan tener a la mano elementos que ayuden a estimular física e intelectualmente a su bebé. 

Galería de fotos: ¿cómo hacer juguetes caseros?

 

“Libre, intencional, de roles, con juguetes, sin juguetes: el juego potencia la capacidad del niño de resolver problemas y superar retos”, dice Marta Rubio-Codina, economista senior y experta en desarrollo infantil del BID. “El juego desarrolla sus habilidades comunicativas y promueve la producción del lenguaje y su creatividad”. 


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