
Mayo 6, 2019
La cerveza es una de las bebidas alcohólicas más antiguas y consumidas en todo el mundo. Pocas bebidas, además del té y el café, son tan globales y conocidas a lo largo del planeta como la cerveza. Y en América Latina y el Caribe lo sabemos bien: no es sorpresa que México y Brasil sean dos de los diez mayores productores a nivel mundial. En México, por ejemplo, se produjeron más de 10.5 miles de millones de litros en 2016, mientras que en Brasil las compañías cerveceras emplean a más de 2.7 millones de personas de forma directa e indirecta.
En el Caribe, Jamaica, gracias a su clima privilegiado y suelo fértil, también ha sabido capitalizar y exportar su cerveza. Elaborada localmente desde la década de 1930, Red Stripe se ha convertido en una fuente de orgullo y patriotismo para los jamaicanos cada vez que se destapa una botella. Pero hay un solo problema: la isla debe importar la mayor parte de un ingrediente clave para hacer cualquier cerveza, el jarabe de maíz con alto contenido de maltosa. Esto finalmente se transforma en un alto costo para las cerveceras, tanto grandes como medianas y pequeñas.
Ahora bien, la clave para mantener viva a la tradición cervecera de Jamaica podría estar ahí mismo, en suelo jamaicano. Project Grow, una iniciativa de BID Lab y Red Stripe —la cervecería más grande de Jamaica—, busca reemplazar el uso de la malta por yuca, un cultivo del cual depende una gran parte de la población que trabaja en agricultura, especialmente en las comunas más rurales de Jamaica.
Al usar la yuca, el proyecto busca fomentar el financiamiento a los agricultores locales, impulsar a la comunidad agrícola del país y crear una cadena de suministro más sostenible. Uno de los principales objetivos del programa es que el 80% de la yuca usada por la cervecera provenga, específicamente, de pequeños y medianos agricultores. Hoy, los ingresos de la agricultura a pequeña escala en Jamaica son bajos, y los trabajadores agrícolas en países del Caribe suelen tener niveles de escolaridad insuficientes, lo que dificulta su movilidad social y laboral.

Gracias a su asociación con BID Lab, Red Stripe espera reducir las importaciones de jarabe de maíz en un 40% para 2020. El proyecto, además de incluir un financiamiento por más de 800.000 dólares, incluye un componente de capacitación laboral y programas de certificación para los agricultores de yuca.
"Esta es una oportunidad de oro para mí y para mi comunidad, donde el desempleo ... es alto", dice Kerrian Rickets, participante de Project Grow. "Antes de comenzar este curso, estaba en casa, sin empleo".
Desde 2016, Project Grow está capacitando a jóvenes jamaicanos como Kerrian para ayudarlos a ingresar en la cadena de valor de la yuca como trabajadores agrícolas, procesadores y proveedores de servicios. Para que los planes de Red Stripe funcionen, Jamaica tendrá que aumentar considerablemente la producción de yuca y los productores a pequeña escala deberán aumentar su capacidad para satisfacer la demanda del cultivo.
El proyecto también está ayudando a los agricultores a desarrollar planes de negocios, adquirir conocimientos financieros y obtener las habilidades necesarias para administrar las operaciones de la agricultura comercial. De igual forma, se brinda capacitación en preparación sostenible de la tierra, manejo del agua, nutrición de cultivos, diversificación de terrenos y manejo de plagas y enfermedades. De hecho, Red Stripe utiliza sus propias granjas como parcelas de demostración para capacitar a los agricultores.
"Esta es una oportunidad de oro para mí y para mi comunidad, donde el desempleo ... es alto", dice Kerrian Rickets, participante de Project Grow. "Antes de comenzar este curso, estaba en casa, sin empleo".
A la fecha, más de 400 hectáreas del gobierno jamaicano han sido arrendadas para la plantación de yuca, mientras que 130 jóvenes ya han sido entrenados para procesar y cultivar la raíz. "Espero convertirme en un agricultor certificado", dice Horatio Hamilton, uno de los estudiantes que participa en el programa.
El proyecto busca crear una red de fincas pequeñas y medianas capaces de suministrar yuca durante todo el año para el procesamiento industrial. También tiene como objetivo probar e introducir nuevas variedades, ofrecer capacitación sobre cómo implementar técnicas de producción climáticamente inteligentes y aumentar el acceso al financiamiento. Dentro de cuatro años, se espera que el programa ayude a producir 24.000 toneladas métricas de yuca, equivalentes a US$6.2 millones de ventas anuales y beneficiando a más de 200 pequeñas granjas.
