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Cómo los créditos pueden cambiar vidas

Noviembre 4, 2019

 

Para saber más sobre este tipo de instrumentos financieros, descarga gratuitamente nuestra publicación Financiamiento del sector agroalimentario y desarrollo rural

Noviembre, 2019

Bernardina Cruz está nerviosa. Es la primera vez que sale de Xochistlahuaca, un pequeño municipio en el suroeste de México, donde se dedica al tejido mediante telares de cintura. ¿La razón? Ha sido invitada a contar su historia de emprendimiento en el evento del 60° Aniversario del BID en la capital del país. 

Con una bolsa a cada lado, Bernardina carga huipiles -vestidos típicos mexicanos-, camisas y bufandas, las que pueden tomar hasta seis meses de trabajo, según el nivel de detalle. Para esta emprendedora, el telar de cintura es una tradición familiar, pero también la única fuente de sustento para su familia y muchas otras de su comunidad. 

Sin embargo, emprender no es fácil en este lugar. Xochistlahuaca es el 16° municipio más pobre de México, cerca de un tercio de su población gana menos del salario mínimo y el analfabetismo supera al 50% de la población de 15 años o más, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México (INEGI). En esta comunidad, más del 90% son indígenas, que mayoritariamente hablan mixteco, náhuatl o amuzgo, como Bernardina, quien no habla mucho español. 

Tanto para Bernardina como para otras mujeres, encontrar fuentes de financiamiento con tasas  de interés bajas es casi imposible. En el municipio han encontrado servicios financieros no regulados que ofrecen hasta un 300% de interés anual.

Pero esto no es solo un problema de Xochistlahuaca: el acceso al financiamiento a las micro, pequeñas y medianas empresas es una de las principales barreras para el desarrollo del país, y en general de la región; más aún para aquellas zonas rurales. 

Para solventar esta necesidad, la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero (FND) otorga créditos directos o a través de intermediarios financieros rurales, a través de un programa de financiamiento del BID. Este programa busca elevar la productividad y la inclusión financiera en el sector agropecuario y rural. 

"Las actividades productivas en el sector rural, más allá del sector primario, son cada vez más importante y carecen de financiamiento. Por eso, establecimos este tipo de programas para apoyar a pequeñas y medianas empresas rurales que permiten mejorar su bienestar", explica Fernando de Olloqui, especialista líder de Mercados Financieros del BID. 

Así, Bernardina encontró asesoría financiera y un préstamo que le permitió comprar más materiales y contratar más gente para hacer crecer su negocio. Hoy, Bernardina cumple más de 10 años como clienta de una entidad financiera apoyada por FND, con los que sigue solicitando créditos para sacar su negocio adelante. “Gracias a este préstamo mi negocio ha podido crecer, puedo ayudar a mi familia y también a otras mujeres de mi comunidad”, cuenta orgullosa mostrando sus tejidos frente a la audiencia en la Ciudad de México. 

 

Hiladoras

Hiladoras: tejiendo el desarrollo from el BID - the IDB on Vimeo.

 

Zully Olvera: la embajadora de la eterna Navidad

Zully Olvera también compartió su historia en el evento del sexagésimo aniversario del BID. Zully viene de Chignahuapan, ciudad ubicada en el centro de México, en el estado de Puebla, la que ha sido reconocida por su producción de esferas de navidad fabricadas a partir de vidrio soplado. “En Chignahuapan es navidad todo el año”, cuenta Zully.

En este poblado existen cerca de 200 talleres donde se producen más de 70 millones de ornamentos navideños al año, siendo una de las principales fuentes de ingresos para la comunidad. Por eso, después de estudiar mercadotecnia y abrir un puesto de tacos, Zully decidió intentar ejercer el oficio familiar y comenzó a fabricar y vender esferas de vidrio soplado. 

Al inicio fue duro, pero la creatividad y el talento de Zully le permitieron crecer con rapidez. “No sabía muy bien cómo seguir creciendo, no tenía los medios ni el espacio para fabricar más de lo que ya tenía y ahí encontré este crédito”, explica. 

Al igual que Bernardina, Zully obtuvo un crédito de la FND en México, a través de un programa de financiamiento al desarrollo rural productivo e inclusivo del BID, que busca fomentar el crédito especialmente en zonas de mayor marginación en México y a proyectos que lideran las mujeres. Gracias al préstamo, Zully no solo obtuvo capital para contratar más personal y un local más grande, también recibió asesoría para administrar mejor su negocio. 

“Hoy, tengo más de 60 personas a mi cargo, vendo a todo México e incluso a algunas tiendas de Nueva York”, cuenta Zully. Al igual que ella, muchos de los artesanos de Chignahuapan han logrado posicionar este oficio, tanto así que cada año el municipio organiza la Feria Nacional del Árbol y la Esfera de Navidad. Sin embargo, Zully quiere más. “No voy a parar hasta que todo el mundo conozca Chignahuapan como la ciudad de las esferas de Navidad”, explica. 

En México la participación laboral femenina es una de las más bajas de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (58,5%), sin embargo, tanto Bernardina como Zully son ejemplos de emprendimiento para sus pares en el país. Para ambas, la clave fue encontrar una herramienta financiera inclusiva que además de entregar tasas competitivas y requisitos mínimos, les otorgara asesoría para crecer de forma sostenible. Esto les permitió crecer su negocio y generar más empleos en sus comunidades. 

 

Navidas

Esferas de prosperidad en México from el BID - the IDB on Vimeo.

 

Con este y otros programas similares del BID, se han podido apoyar a más de 50.000 unidades productivas rurales en México en los últimos años, tanto en actividades agropecuarias como en emprendimientos rurales como los de Bernardina y Zully.

"Para nosotros estos proyectos son de vital importancia, porque tienen un componente de inclusión financiera y, en última instancia, mejoran los ingresos de las personas que carecen activos y oportunidades para crecer", comenta Fernando de Olloqui, del BID.

Sin embargo, en un escenario lleno de obstáculos, ambas reconocen que lo más difícil fue atreverse a dar el primer paso y superar los miedos para pedir el apoyo necesario. “Yo nunca pensé que llegaría hasta aquí y hoy tengo mi propia empresa. Por eso le digo a todas las emprendedoras que se animen, porque de verdad que vale la pena”, dice Zully.

 

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