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Una Heladeria para Puerto Villazon

Agosto 30, 2023 by

Cómo la Electrificación Rural en Bolivia se ha convertido en nueva fuente de ingresos para las mujeres

Según datos históricos, Italia fue la cuna del helado, al menos como lo conocemos. La primera heladería famosa fue inaugurada en París, a finales del siglo XVII, aunque hay teorías que dicen que el primer helado se remonta al año 2000 a.C. y tenía como base algo similar al arroz y otras especias que se metían bajo la nieve. 

En Puerto Villazón, también conocida como El Cafetal, una comunidad de la Amazonía boliviana ubicada en el departamento del Beni, la primera heladería no fue inaugurada hasta 2021. Vanessa Camacho, una joven que había migrado hacia la ciudad, decidió retornar a su pueblo natal para abrir la heladería cuando por fin llegó la electricidad. 

La falta de energía eléctrica, tanto en ésta como en otras comunidades del Beni, significaba una limitante para que las mujeres tuvieran una fuente de ingresos económicos. Hasta entonces, las principales actividades del lugar estaban relacionadas con la extracción de goma o la pesca, oficios tradicionalmente ejercidos por hombres. 

 ““La electricidad nos facilita mucho, porque aquí la mayoría de los que trabajan son hombres, pero ahora con la energía muchas mujeres se están animando a emprender… y las mujeres están empezando a abrir sus negocios.”

Vanessa camacho, dueña de la primera heladería de Puerto Villazón. 

La energía también ha creado nuevas oportunidades y cadenas de valor para productos como el pescado, cuya vida útil y valor comercial se amplía con un simple congelador. Pescadores como Fausto ahora pueden pescar y vender más porque tienen un lugar para almacenar el pescado por más tiempo. 

En Bolivia la cobertura del servicio eléctrico entre 2006 y 2021 pasó del 89% al 99.1% en zonas urbanas, y del 37% al 81.5 % en zonas rurales. Sin embargo, la brecha se hace aún más amplia en algunos departamentos de la Amazonía boliviana como Beni, donde la tasa de electrificación rural solo llega al 70%. 

Beni es uno de los nueve departamentos de Bolivia ubicado al centro norte del país. Es el segundo departamento más extenso, pero también el segundo con menos densidad poblacional, con solo 3 habitantes por kilómetro cuadrado. 

Su gran extensión y población dispersa convierte en un reto la misión de satisfacer necesidades básicas como el acceso a electricidad para cerca de 200.000 familias que todavía forman parte de la brecha de cobertura eléctrica en el área rural del país. 

Ante el reto de alcanzar a comunidades de difícil acceso, ya son tres poblaciones del Beni -- El Remanso, Puerto Villazón y Cerro San Simón -- las que no solamente tienen acceso a electricidad, sino que también tienen energía limpia y renovable, a través de plantas híbridas con paneles fotovoltaicos y bancos de baterías que operan 24 horas al día los siete días de la semana. 

Juana Suruly recuerda cuando no había energía eléctrica y todavía guarda como recuerdo su lamparita artesanal, una lata de leche con un mechero que se alimentaba con diésel para alumbrar su vivienda cuando la luz natural ya no era suficiente. Incluso, cuando llegaron los motores, estas comunidades sólo tenían electricidad por tres horas al día aproximadamente. 

Soluciones que aportan a la transición de la matriz energética en el país

Antes de las plantas híbridas, las comunidades beneficiadas consumían alrededor de 35.000 a 40.000 litros de diésel al año, y ese consumo hoy ya se ha reducido en un 90%. El diésel en Bolivia es un combustible subsidiado, tiene que ser transportado desde el interior del país y, además de ser uno de los mayores emisores de dióxido de carbono, su combustión produce gases perjudiciales para la salud. 

Las plantas híbridas instaladas en las comunidades de Puerto Villazón, El Remanso y Cerro San Simón cuentan con paneles fotovoltaicos, bancos de baterías de litio y un generador de diésel de respaldo que funciona solamente cuando la demanda es excesiva. 

Alcanzar el acceso universal a la electricidad es fundamental para eliminar la pobreza. La electricidad es un catalizador para mejorar las condiciones de vida de las personas y crear oportunidades de ingreso en las áreas rurales.

Edwin Malagón, Especialista Senior de Energía – BID 

Los programas de electrificación rural financiados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) apuntan no solamente a garantizar el acceso a un servicio de calidad, sino que promueven soluciones descentralizadas que permiten llegar a las comunidades más remotas. Así, Bolivia está transitando también hacia una matriz energética de energía limpia y renovable, que permite a las familias disfrutar de días más largos y llenos de oportunidades económicas, sin importar que el sol se esconda. 

“Quién lo diría”, piensa Vanessa ante la paradoja. “Tengo la primera heladería en Puerto Villazón donde mi mejor aliado es el calor y la energía eléctrica” 

 

 

 

 

 

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