
Junio 23, 2021
En su trayecto de 14 kilómetros hasta su fisioterapia, João tiene grabadas en su mente las irregularidades de la banqueta y los árboles que pasa en su camino, a los cuales reconoce con un abrazo para medir cuánto le falta para llegar a su destino.
Por su discapacidad visual, también sabe qué semáforos carecen de señales audibles para indicarle cuándo cruzar, o las paradas de autobús que pasan sin ser anunciadas.
Para Júnior, la rutina de ir al trabajo conlleva riesgos. Al desplazarse en silla de ruedas, es consciente de todos los tramos sin acera, que lo fuerzan a ir por la calle a la par de los camiones.
Los riesgos son otros para Luciana, una estudiante que vuelve tarde de la universidad: la amenaza del acoso y la violencia de género condiciona sus horarios y su forma de vestir, y duplica el tiempo de sus viajes si quiere evitar pasar a pie por zonas sin alumbrado.
Todos son usuarios de una misma red de transporte público en la ciudad de Curitiba, al sur de Brasil, que en el pasado ha sido un ícono en movilidad urbana y sostenibilidad. Sin embargo, el acoso a los usuarios, en su mayoría mujeres, y la falta de accesibilidad afectan los trayectos diarios de miles de personas en una ciudad donde más de 300 mil habitantes tienen alguna discapacidad y un 61% de los usuarios del transporte público son mujeres.
Para aumentar la demanda de pasajeros en el transporte público, la ciudad inició un ambicioso programa para mejorar la movilidad urbana con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El énfasis de este proyecto está en el tramo compuesto por la Línea Directa Inter 2, de 38 km de extensión, que vincula 28 de los 75 barrios de Curitiba, y a lo largo de la cual viven 580 mil habitantes. ¿Cómo tomar las medidas justas para que cubra lo mejor posible las necesidades de la ciudadanía? La respuesta estuvo en las personas mismas: especialistas del BID recorrieron junto a los usuarios sus viajes cotidianos, tomando como insumo esencial sus vivencias y necesidades, para así trazar juntos ese camino a la inclusión.
UN TRANSPORTE PÚBLICO VERDADERAMENTE INCLUSIVO
“El Banco fue y con sus propios ojos vio las dificultades, desafíos y barreras que estas personas enfrentan en su vida diaria”, dice Lauramaría Pedraza, urbanista de la División de Transporte del BID. El proceso fue posible mediante novedosas metodologías creadas por la División de Transporte División de Desarrollo Urbano y Vivienda, y la Unidad de Infraestructura Social del BID.
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Se emplearon dos herramientas: los Mapas de Viaje de Cliente – antes aplicada a Bogotá, Santiago de Chile, Medellín y Santo Domingo – y el Índice de Caminabilidad Sensible al Género, para generar tres diagnósticos que permitieron delinear qué hace falta para que la inclusión sea una realidad en Curitiba.
En los Mapas de Viaje de Cliente la experiencia de los usuarios en sus trayectos queda trazada en doce etapas, identificando meticulosamente cada una las barreras físicas, operacionales, comunicacionales y actitudinales a las que se enfrentan, y registrando las reacciones y recomendaciones que ellos mismos formulan para lograr mejoras.
“A veces se queda trabado el elevador de acceso al bus, en esos momentos debo pedir ayuda, y el conductor se molesta porque tarda más tiempo mientras se soluciona el problema”, detalla Júnior durante una etapa.
El caso de Júnior fue uno de siete perfiles elegidos para reflejar la pluralidad de experiencias que puede representar un mismo trayecto: un hombre con discapacidad física, una mujer mayor, una mujer embarazada, una joven con discapacidad cognitiva, una joven con discapacidad auditiva y una mujer al cuidado de su hijo. En cada caso, los usuario fueron acompañados y escuchados por un grupo de expertas del Banco y funcionarios locales.
Aunado al acceso a las personas con discapacidad, el equipo se enfocó en conocer la experiencia de las mujeres en el transporte público. En una ciudad en donde la mayoría de los usuarios son mujeres y en un contexto de alta incidencia de acoso - en 2017, 37,1% de las brasileñas afirmó haber sido víctima de acoso en los últimos 12 meses - esta información es esencial para mejorar la experiencia de las usuarias. Se diseñó un piloto para conocer más sobre el nivel de satisfacción de las usuarias del transporte público, acompañando a mujeres en sus rutas cotidianas para observar las barreras que enfrentan en el acceso y uso del transporte público.
“Es impresionante lo normalizado que está el acoso. Una mujer joven relató que toda su vida había utilizado el transporte público, pero una noche volviendo a casa un hombre la acosó, comenzó a sentirse más insegura en el transporte y decidió dejar de usarlo”, dice Amanda Beaujon, consultora de género del Sector de Infraestructura y Energía del BID, quien agrega que la migración a otros medios de movilidad no está al alcance de todos. “Esto refuerza la desigualdad, porque no todos pueden pagarlo. Otra usuaria nos dijo: ‘el acoso es algo con lo que tengo que vivir todos los días y no tengo opción’”.
La segunda metodología empleada en Curitiba fue el Índice de Caminabilidad Sensible a Género, una herramienta cuantitativa que evalúa la calidad de los espacios públicos para los peatones y considera la experiencia de las mujeres y niñas al caminar por las calles. El índice se desarrolló mediante cuestionarios aplicados a lo largo de cuatro trayectos diurnos y nocturnos, por personal técnico de la alcaldía de Curitiba y en alianza con la organización sin fines de lucro SampaPé. De este proceso surge la posibilidad de identificar oportunidades de intervenciones para promover una mejor percepción de seguridad por parte de las usuaria de la Línea Directa Inter 2.
Son cambios que pueden mejorar vidas: el impacto de la violencia de género y la inseguridad se observa en muchas formas, desde el tiempo perdido al elegir rutas más largas pero percibidas como más seguras, hasta la pérdida de oportunidades. Según un estudio de SampaPé, muchas mujeres que viven en Curitiba han rechazado oportunidades de trabajo o de estudio por los tiempos de transporte o por no viajar de noche. Cambiar esta realidad mediante la infraestructura, incluyendo más opciones de rutas, mejor alumbrado y mayor acceso a información, trae consigo mejoras para todos los usuarios.
* Con la participación de Amanda Beaujon, Laureen Montes, Juliana de Moraes, Catarina Mastellaro y Pablo Guerrero.
Para saber más sobre accesibilidad e inclusión en el transporte en Curitiba aquí
