El Departamento de Investigación y economista jefe (RES) genera ideas innovadoras que respaldan la agenda de políticas estratégicas del Banco y de sus países miembro para lograr un desarrollo económico y social inclusivo y sostenible en América Latina y el Caribe. Para aumentar al máximo el impacto de su investigación, el BID realiza actividades que proveen información a los departamentos del Banco, los gobiernos, la comunidad académica y la opinión pública en la región.
El BID, a través del Departamento de Investigación, asesora a la administración en materia de asuntos económicos y de desarrollo, realiza investigaciones y análisis sobre tendencias macro y microeconómicas, y supervisa el desarrollo de las bases de datos cuantitativas y analíticas del BID. Cuenta con un equipo de investigadores con excelentes credenciales académicas, vasta experiencia en investigación y formulación de políticas, así como experiencia en diversas áreas.
- América Latina y el Caribe superó las expectativas de crecimiento en 2023 gracias a sus sólidos fundamentos macroeconómicos, que ayudaron a la región a reducir la inflación y a revertir los fuertes aumentos del gasto realizados por el COVID-19.
- Los países deben centrarse ahora en bajar las tasas de interés sin provocar efectos no deseados; reducir los desequilibrios fiscales en un contexto políticamente difícil; y aplicar reformas de gran alcance para hacer frente a la baja productividad y estimular el crecimiento a largo plazo.
- Para impulsar sus economías y avanzar hacia un mundo de cero emisiones, los países pueden aprovechar su rica dotación de recursos naturales, desde fuentes de energía renovables hasta minerales y alimentos.
- La migración plantea tanto retos como oportunidades para las ciudades: Los migrantes que llegan a las ciudades de América Latina y el Caribe pueden contribuir al crecimiento económico y al desarrollo aportando sus ideas, cultura, habilidades y mano de obra. Sin embargo, también pueden representar retos relacionados con la vivienda, el empleo de trabajadores poco cualificados y la presión sobre los servicios públicos.
- Los responsables políticos deben centrarse en maximizar los beneficios de la migración: Para aprovechar el potencial de la migración urbana, los responsables políticos deben dar prioridad a políticas que promuevan la contribución de los migrantes al crecimiento de la productividad local, mejoren la disponibilidad de vivienda y mitiguen los posibles efectos negativos, teniendo en cuenta al mismo tiempo el contexto y las necesidades específicas de las poblaciones migrantes y residentes.
- Repensar la migración urbana para un desarrollo económico local duradero: Aceptar la migración urbana e integrar eficazmente a los migrantes en la economía local puede reportar beneficios económicos a largo plazo para las ciudades, fomentando la innovación, la productividad y la competitividad. Esto no sólo beneficia a los migrantes, sino que también mejora el bienestar de los residentes locales, especialmente los que se encuentran en situaciones vulnerables, contribuyendo a la prosperidad de la comunidad en general.
- La deuda total en América Latina y el Caribe ha aumentado a 5,8 billones de dólares estadounidenses, o el 117 por ciento del PIB. La deuda pública se disparó durante la pandemia, y las empresas emitieron montos considerables para sobrevivir a la crisis.
- Si bien contraer deuda ayudó a la región a sobrellevar la pandemia, actualmente implica una carga importante para su economía. Si los países pretenden crecer y reducir la posibilidad de una crisis de deuda más profunda, deben reducir la deuda a niveles prudentes.
- Para alcanzar niveles prudentes de deuda, los responsables de políticas pueden centrarse en mejorar las instituciones fiscales, aplicar medidas de consolidación fiscal, mejorar la gestión de la deuda y prestar asistencia bien enfocada a las empresas privadas prometedoras.
Hacia 2020, en el punto más bajo de la pandemia del COVID-19, los gobiernos de América Latina y el Caribe habían gastado tanto en salud y en transferencias, buscando mantener a flote a personas y empresas, que el déficit primario promedio (el balance presupuestario sin los pagos de intereses de la deuda) se disparó hasta el 4,8% del PIB.
Entre 1960 y 2019, América Latina y el Caribe creció más rápido que las economías avanzadas en cuanto a mano de obra, años de escolarización y capital físico.
Ante la llegada del COVID-19, los gobiernos de toda América Latina y el Caribe impusieron medidas de confinamiento y otras restricciones que provocaron la pérdida generalizada de puestos de trabajo. Se registraron altas tasas de desempleo en los sectores de hotelería, turismo y comercio minorista.