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Una oportunidad para una vida mejor

BID respalda programa de capacitación e inserción laboral para más de 47.000 jóvenes dominicanos

Transformación Social – La historia de un futuro chef

Imagen eliminada.Miguel Reyes es un joven aspirante a chef que trabaja en uno de los mejores hoteles de la República Dominicana.“Nunca soñé con llegar a ser un chef. Siempre tuve una pasión por la cocina, pero no sabía cómo podría convertirla en una carrera”, dice Reyes, quien se crió en un barrio modesto en el oeste de Santo Domingo.

Trabajó en una fábrica textil hasta que un día se enteró de un programa de formación laboral para jóvenes en una escuela de cocina. Aprovechó la oportunidad y se convirtió en uno de los estudiantes más exitosos del programa.“Tuve una maestra llamada Marisol Melo que creyó en mi talento y me inspiró a esforzarme para lograr mis sueños”. El programa le enseñó los conocimientos básicos y las técnicas culinarias, además de proporcionarle habilidades para navegar con éxito en diferentes entornos de trabajo.“Fue por mi buen comportamiento y espíritu de equipo que fui seleccionado para obtener una pasantía en el prestigioso Hostal Nicolás de Ovando”. Allí finalmente logró un trabajo a tiempo completo después de sus incansables esfuerzos por acumular experiencia en su especialidad.

Miguel es uno de los 47.000 jóvenes socialmente vulnerables que han participado en el Programa Juventud y Empleo de la Secretaría de Estado de Trabajo de la República Dominicana, que desde su creación en el 2001 ha recibido apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), sumándose más tarde el respaldo del Banco Mundial.

Imagen eliminada.El programa ofrece entrenamiento en aptitudes para la vida, como matemáticas básicas, habilidades de comunicación, trabajo en equipo, resolución de conflictos, planificación y otros servicios individualizados. También proporciona un lugar para cicatrizar daños sufridos por maltratos o abusos y para lograr una autoestima positiva para el desarrollo personal y profesional. La iniciativa está abierta a jóvenes pobres en situación de riesgo social que tengan entre 16 y 29 años, estén fuera de la escuela y carezcan de empleo.

Una vez culminada la capacitación, los participantes pueden acceder a pasantías en alguna de las 1.500 empresas asociadas al programa. Estas prácticas permiten a los estudiantes acumular experiencia laboral concreta, clave para hallar empleo más rápidamente. Esta asociación con el sector privado ha contribuido enormemente al éxito de la iniciativa.

“Este programa proporciona a los jóvenes la experiencia laboral y las habilidades necesarias para mejorar su empleabilidad para obtener trabajos de mejor calidad en el sector formal”, dice Laura Ripani, economista senior que dirige el apoyo del BID al Programa Juventud y Empleo de la República Dominicana.

En este país la tasa de desempleo entre los jóvenes de 18 a 29 años se encuentra en 34 por ciento, un porcentaje el doble de alto que la tasa para los adultos. La calidad del empleo es también un tema importante entre los jóvenes, ya que en su mayoría trabajan básicamente en el sector informal, donde los salarios son bajos y las oportunidades para el desarrollo y la formación son prácticamente nulas.Debido a la falta de oportunidades y recursos, algunos jóvenes pueden llegar a recurrir a actividades nocivas, como el tráfico de drogas y la prostitución.

Impacto

En la primera fase del programa, implementada entre 2001 y 2008, 47.000 jóvenes participaron en los cursos de capacitación y en las pasantías. Del total, 22 por ciento consiguió empleo en las mismas compañías donde realizaron sus prácticas y 60 por ciento halló un puesto de trabajo dentro de los seis meses posteriores a la finalización del programa, según datos proporcionados por la Secretaría de Estado de Trabajo.

Los resultados positivos del programa permitieron que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y el BID premiaran a esta iniciativa como uno de los programas de desarrollo juvenil más destacados de la región.

América Latina y el Caribe han realizado avances significativos en relación a su crecimiento económico en la última década, pero una parte importante de la población de la región, entre ella muchos jóvenes, sigue sumida en la pobreza.

“Las mejores prácticas y lecciones aprendidas a partir de este programa pueden ser replicadas en otros países de América Latina y el Caribe, donde uno de cada cinco jóvenes, es decir unas 22 millones de personas, ni estudian ni trabajan”, agrega Ripani.

Los resultados preliminares de la evaluación del programa muestran los efectos positivos de esta iniciativa. Por ejemplo, la tasa de empleo entre las jóvenes beneficiarias fue significativamente mayor que la tasa para aquellas que no participaron en el programa. A su vez, la tasa de empleo formal entre los beneficiarios varones en Santo Domingo, el mayor centro de oportunidades en el sector formal de trabajo, también resultó significativamente más alta en comparación con la tasa para los jóvenes que no participaron en el programa. Este nuevo estudio también reveló otros resultados sociales positivos, como la reducción de la violencia juvenil, la disminución del embarazo adolescente y un aumento en la tasa de rendimiento escolar.

El BID otorgó un financiamiento de US$16 millones en 1999 y otros US$10 millones adicionales en el 2005 para los proyectos de Mercados Laborales y Transferencias Sociales, que ayudaron a financiar el programa de empleo. El Banco también desempeñó un papel clave en la gestión del programa al proveer apoyo técnico durante todo el proceso.

Siguientes pasos

El BID apoyará al gobierno dominicano en la implementación de una nueva fase del programa mediante un préstamo de US$20 millones aprobado recientemente. Se espera que el programa beneficie a otros 24.000 jóvenes, logrando una tasa de empleo de al menos 80 por ciento, una vez finalizado el programa.

Imagen eliminada.El BID también está trabajando estrechamente con las autoridades dominicanas y el sector privado para mejorar la eficacia del programa mediante el rediseño de los módulos de capacitación para duplicar el número de horas de capacitación en aptitudes para la vida, además de incorporar destrezas técnicas, para formar trabajadores calificados para los sectores competitivos como los servicios comerciales y hoteles y restaurantes.

Además, el programa también está incorporando aspectos de género desde la etapa inicial para promover la participación laboral de las jóvenes, que se encuentran entre las más vulnerables del mercado laboral dominicano.

Reyes, quien afirma que el programa transformó su vida, quiere que otros puedan beneficiarse de esta experiencia.“Espero que los jóvenes sin empleo y sin recursos tengan la misma oportunidad que yo tuve a través del programa. En la vida uno no puede esperar que las cosas le sucedan a uno. Pero con determinación, trabajo duro y perseverancia, todo es posible”, dijo.

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