Más del 10% de la población latinoamericana sufre algún tipo de discapacidad o dificultad de locomoción. Esto hace necesario la creación de espacios e instalaciones públicas y privadas accesibles a todos.
Un grupo de expertos en transporte público, desarrollo urbano y desarrollo social del BID ha lanzado recientemente una guía operativa de accesibilidad para proyectos de desarrollo urbano con criterios de diseño universal, lo que se refiere a espacios que puedan ser utilizados por la gran mayoría sin discriminar.
La idea de acceso para todos no es nueva. En muchos países desarrollados es muy común el uso del diseño universal tanto para espacios públicos como privados mediante la incorporación de rampas peatonales, plataformas bajas, recorridos alternativos, señalización táctil direccional, pisos de orientación, teléfonos públicos manipulables a una altura máxima de 1.40 metros y muchas otras soluciones. En América Latina ya se aprecian ciertos avances sobre este tema, pero no son suficientes, según indicaron varios expertos durante un seminario realizado en la sede del Banco.
Durante el evento, se citó el caso de un innovador sistema de transporte público urbano en Brasil, el cual ha hecho que la ciudad de Curitiba sea reconocida internacionalmente. El caso de Curitiba suele ser el primero ejemplo de inclusión social a través del diseño universal en el transporte público. Las puertas de trenes y buses metropolitanos, por ejemplo, se convierten en rampas para que cualquier persona pueda ingresar al vehículo sin necesidad de subir las escaleras.
En otros países también hay transporte público accesible, como el caso de Argentina donde el servicio de autobuses regulares cuenta con plataformas bajas. En Bogotá, el Museo Nacional de Colombia ofrece modelos que pueden ser disfrutados por ciegos. Las personas invidentes pueden apreciar la exhibición mediante figuras en relieve y textos en braille.
El tema del diseño universal se asocia principalmente a la oferta de oportunidades para personas con discapacidades, pero esta asociación es un error según indicaron los expertos. Se trata realmente de oportunidades para todos, incluyendo a ancianos, mujeres embarazadas, personas obesas, o aquellos que transportan bultos o empujan coches de bebés.
Si bien se reconoce que los más afectados son las personas con discapacidades, ya que sin acceso a los servicios y bienes públicos no tienen las mismas oportunidades de educación y trabajo, todos se benefician de que éstas puedan movilizarse y contribuir al desarrollo social y económico.
El tiempo que una persona puede destinar a trabajar y producir, muchas veces se pierde por la necesidad de quedarse en casa para atender a algún familiar discapacitado, lo que afecta doblemente a la economía. De hecho la inaccesibilidad inicia el ciclo vicioso de la discapacidad y la pobreza porque imposibilita acceder al trabajo, lo que a su vez genera desempleo y limita la generación de ingresos familiares.
Los proponentes del diseño universal también destacaron la importancia de concretar actividades políticas que reconozcan que la accesibilidad es un tema vital para la inclusión social. “No bastan las políticas si no hay accesibilidad física”, señaló Wanda Engel, Jefa del Desarrollo Social del BID.
La guía busca implantar estándares técnicos, incorporar el diseño con acceso universal en los proyectos de desarrollo urbano e impulsar mayor conciencia social sobre el asunto. La misma sugiere tomar en cuenta los principios de accesibilidad en el diseño de los programas del Banco en los sectores de desarrollo urbano, vivienda, transporte y otros, que incluyan elementos constructivos de uso colectivo.
La guía puntualiza los principales puntos en el diseño de estos programas, con miras a alcanzar el desarrollo inclusivo con base en la diversidad y autonomía.
Según José Brakarz, especialista en desarrollo social y uno de los editores de la guía, se necesita trabajar más allá de las buenas intenciones; se necesitan intervenciones y la guía espera colaborar a conocer mejor esta gestión para tener un mejor inicio. “Todo esfuerzo de inversión a priori es una ‘economía fantástica a posteriori' porque adaptar cuesta mucho más”. Como dice el dicho, indicó el especialista, “la primera piedra es la más importante”.