SANTIAGO DE CHILE - El desarrollo empresarial enfrenta serios escollos en América Latina debido a la falta de financiamiento y las deficiencias de su infraestructura, afirmaron hoy especialistas en un seminario organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo.
Estos obstáculos, entre otros, explican los bajísimos niveles de productividad laboral en la región (en promedio, cuatro veces menor a la estadounidense) y la hipertrofia de sus empresas, que son mucho más pequeñas con relación a los patrones mundiales.
"En la carrera del desarrollo, si ese es el fin de la competitividad, obviamente nos estamos quedando atrás", afirmó el economista jefe interino del BID, Eduardo Lora, en una presentación del seminario Camino a la Competitividad: La Ruta Institucional.
El foro, celebrado en la sede de la CEPAL, fue uno de los primeros en la serie de 16 seminarios organizados con motivo de la reunión anual de las Asambleas de Gobernadores del BID y la Corporación Interamericana de Inversiones, que se llevará a cabo aquí la semana entrante.
Durante dos días, especialistas del BID, de la CEPAL, del Banco Mundial y de otras instituciones internacionales analizaron junto a representantes de gobiernos y el sector privado diversos temas que afectan la capacidad de los países latinoamericanos para competir en los mercados mundiales.
La primera jornada, realizada el jueves, se dedicó al análisis de los aspectos meso y microeconómicos de la competitividad, sobre la base de estudios de la CEPAL sobre las tendencias de productividad sectorial en América Latina y la posibilidad de aprovechar factores como las innovaciones tecnológicas, la información y el conocimiento científico para aumentar la productividad.
La segunda sesión se concentró en los aspectos institucionales de la competitividad, vistos desde un punto de vista macroeconómico, sobre la base de trabajos realizados por el Departamento de Investigación del BID y otras instituciones internacionales, con la intención de identificar factores que limitan la movilización de los recursos productivos en la región.
Los paneles discutieron problemas como la escasez de financiamiento para el sector privado, los problemas regulatorios en sectores clave como la electricidad y las telecomunicaciones, las posibilidades de alentar mediante políticas específicas el desarrollo de nuevas tecnologías y la necesidad de mejorar la eficiencia de los puertos y la infraestructura de transporte en la región.
En su introducción, Lora expuso los resultados de una serie de "Encuestas de Ambiente Empresarial" realizadas recientemente entre miles de empresas de diferente tamaño, tipo y ubicación en 73 países de todas las grandes regiones del mundo. En el caso de América Latina y el Caribe, incluyó a 20 países.
En esos sondeos, uno de cada tres empresarios latinoamericanos señaló a la falta de financiamiento como el mayor obstáculo que enfrentan para llevar adelante sus negocios. En segundo lugar quedó el exceso de regulaciones e impuestos, mencionado por uno de cada seis consultados. Y en tercer lugar resultó la inestabilidad de las políticas, superando a problemas como la inflación y las tasas de cambio. Asimismo, los empresarios manifestaron preocupación por fenómenos como el delito, la corrupción y la inoperancia de los sistemas de justicia.
Los datos de las encuestas se complementaron con otro estudio basado en los balances contables de grandes empresas de 52 países de todo el mundo (entre ellos 13 naciones latinoamericanas) donde se identificaron rasgos característicos de las firmas de la región.
De ese análisis surge que las empresas líderes de América Latina son muy pequeñas en comparación con las firmas en otras regiones del mundo. Las latinoamericanas quedaron en el último lugar al ser medidas en términos de los activos totales de las 25 empresas más grandes de cada país.
Las empresas latinoamericanas también resultan pequeñas cuando se las evalúa según los empleos generados con relación a sus activos y a la población en edad laboral, aún a pesar de la abundancia relativa de mano de obra en la región.
En cambio, las grandes empresas latinoamericanas no son pequeñas en términos de capital y reservas para el tamaño de sus economías. Esto implica que las firmas de la región están poco apalancadas, puesto que movilizan muy pocos activos totales para el capital que poseen.
Lora concluyó que la integración a la economía mundial no basta para acelerar la productividad y el crecimiento. Para lograr esos objetivos, América Latina deberá defender la estabilidad económica, movilizar más eficientemente los recursos productivos disponibles y aprovechar las políticas sectoriales capaces de estimular la producción.