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Rápidos cambios en industria remesadora podrían mejorar ingresos de familias pobres en EE.UU. y América Latina

El Fondo Multilateral de Inversiones del Banco Interamericano de Desarrollo y el Pew Hispanic Center difundieron hoy un estudio sobre las remesas que analiza cómo los inmigrantes latinoamericanos envían dinero desde los Estados Unidos a sus países de origen y qué elementos pesan en sus decisiones.

Estos flujos de miles de millones de dólares no sólo están aumentando rápidamente sino que crecientemente se están encausando a través de canales formales, a medida que más instituciones financieras buscan capturar una porción de ese mercado de consumidores.

El estudio explora las posibilidades de cambios y de crecimiento en estos flujos, a la luz de las opiniones de los inmigrantes latinoamericanos sobre los servicios que utilizan para transferir dinero y su disposición para probar nuevos medios. Esas decisiones tendrán un impacto financiero a escala internacional.

“Para América Latina, las remesas superan con creces a los flujos de asistencia oficial para el desarrollo. En varios países representan más de 10 por ciento del producto bruto interno. Hoy por hoy equivalen a casi la mitad de las inversiones extranjeras directas que recibe la región”, señaló el presidente del BID, Enrique V. Iglesias.

Las remesas constituyen un fenómeno financiero que involucra más de 100 millones de transacciones individuales al año. En la actualidad el costo de enviar remesas a América Latina asciende anualmente a unos 3.000 millones de dólares, o más de 13 por ciento del total remesado.

“Desde el punto de vista de la eficiencia, el sistema actual dista de ser perfecto”, dijo Iglesias. “Los costos de transacción han caído en años recientes, pero no lo suficiente. Hay una creciente competencia en el negocio de las transferencias de dinero, pero aún no es suficiente.”

Para comprender mejor cómo perciben los inmigrantes a la industria de las remesas y los cambios que se dan en ese medio, el FOMIN y el Pew Hispanic Center contrataron a la encuestadora Bendixen y Asociados de Miami. La empresa entrevistó en profundidad a 302 personas que envían remesas periódicamente a América Latina desde Los Angeles y Miami, concentrándose en su conocimiento de los costos que deben pagar y su voluntad para probar nuevos productos de la banca electrónica.

Entre los principales resultados del estudio se destacan:

  • Las personas que envían remesas típicamente no están completamente al tanto de los costos totales que pagan para mandar dinero a sus países de origen y han hecho pocos esfuerzos para analizar métodos alternativos.
  • Cuando se enteran de las alternativas, las personas que envían remesas se manifiestan dispuestas a considerar productos innovadores de transferencia de dinero como los servicios de banca electrónica.
  • Muchas de las personas que envían remesas tienen una percepción escéptica de los bancos y otras instituciones financieras formales, basada más en impresiones que en experiencias reales. Les preocupan los cobros por transacciones y los requisitos sobre niveles mínimos de depósitos en cuentas.
  • Las personas indocumentadas enfrentan otro obstáculo: los bancos estadounidenses suelen exigir documentos de identidad para abrir cuentas, pero este aspecto está cambiando dado que una creciente cantidad de instituciones financieras aceptan las matriculas emitidas por los consulados mexicanos en los Estados Unidos.

“Las personas que envían remesas, en su mayoría inmigrantes que trabajan de sol a sol por salarios bajos, son tanto los generadores de la riqueza como los principales clientes de esta industria multimillonaria”, comentó el director del Pew Hispanic Center, Roberto Suro. “Sus decisiones sobre cómo administrar su dinero determinarán en gran medida cómo evolucionarán los flujos de las remesas.”

De reducirse el costo de enviar remesas a América Latina a 5 por ciento del monto girado, algunas de las familias más humildes de los Estados Unidos, México y América Central podrían ahorrarse alrededor de 1.000 millones de dólares al año, según cálculos del Pew Hispanic Center. Durante esta década, esos ahorros podrían llegar a unos 12.000 millones de dólares.

“América Latina está pasando por momentos difíciles, y reducir el costo de las remesas significaría un importante apoyo para los países destinatarios”, afirmó el gerente del FOMIN, Donald F. Terry. “Es por eso que estamos promoviendo programas junto a instituciones públicas y privadas en toda la región para lograr que el flujo de remesas sea más eficiente y para mejorar el acceso de los inmigrantes y sus familias a las instituciones financieras formales.”

El FOMIN, un fondo autónomo administrado por el BID, otorga donaciones y realiza inversiones para apoyar el desarrollo del sector privado y para mejorar las condiciones para las inversiones en América Latina y el Caribe.

El Pew Hispanic Center, un centro de investigación independiente con sede en Washington, es un proyecto de la Annenberg School for Communication de la University of Southern California que recibe apoyo de la organización filantrópica The Pew Charitable Trusts

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