SANTIAGO DE CHILE - Ministros de América Latina y el Caribe analizaron hoy las razones del magro crecimiento económico que experimenta la región y propusieron diversas estrategias para sortear la incertidumbre generada en el escenario internacional por la repentina desaceleración de la economía estadounidense.
El seminario ¿Qué está deteniendo el crecimiento en América Latina? ¿Qué deben hacer los gobiernos? fue inaugurado por el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique V. Iglesias y contó con la participación de altos funcionarios de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Jamaica y México.
Además, intervinieron en este foro organizado por el Departamento de Investigación del BID en vísperas de la reunión anual de la Asamblea de Gobernadores del Banco destacados investigadores de la economía latinoamericana.
En su introducción, Iglesias observó que si bien América Latina había logrado crecer algo más de 4 por ciento el año pasado, esa tasa aún no alcanzaba para hacer mella en los niveles de pobreza y desempleo que padece la región.
"Hay un gran temor entre las autoridades de América Latina de que el crecimiento vuelva a reducirse este año. De hecho, en el BID y en otras instituciones estamos previendo que una tasa de 3,5 por ciento sería un logro máximo", dijo.
Iglesias agregó que, aunque el BID no ve señales de recesión en ningún país de la región, y los fundamentos económicos de la mayoría de sus países siguen siendo sanos, las nuevas condiciones internacionales podrían resultar adversas para algunas economías latinoamericanas.
El principal motivo de esa incertidumbre sería la caída en el crecimiento de la economía estadounidense, que en años recientes se había constituido en un motor de la economía global.
Las posibles consecuencias de esta desaceleración fueron analizadas por el economista jefe designado del BID, Guillermo Calvo, quien señaló que una eventual recesión en Estados Unidos tendría efectos distintos en los sectores reales y financieros de las economías de la región.
En el sector real, una caída del orden de uno por ciento en el producto bruto interno estadounidense implicaría una caída de 0,4 por ciento para América Latina, en promedio; aunque el impacto sería mayor en países con fuertes lazos comerciales con Estados Unidos, como México.
En el sector financiero, una reducción de uno por ciento en la tasa de interés de Estados Unidos significaría un aumento de 0,8 por ciento en la tasa de crecimiento latinoamericana.
Incluso con una mayor recesión estadounidense, si va acompañada de una mayor reducción en la tasa de interés norteamericana, el efecto sería menor en América Latina. Un raro caso, señaló Calvo, en donde Estados Unidos se resfría y nuestra región estornuda.
Sin embargo, el economista jefe designado llamó la atención sobre el preocupante aumento del llamado "riesgo país" latinoamericano, donde los gobiernos de la región deben pagar mayores tasas de interés para poder colocar deuda en los mercados internacionales. Ese margen se ha duplicado en los últimos tres años.
"Ahí hay algo muy serio y que se está agravando, a pesar de que los programas de Washington, como llamamos nosotros a los programas como el que obtuvo recientemente la Argentina … y de la caída de la tasa de interés de Estados Unidos, han ayudado", afirmó Calvo.
Visión desde la región
El ministro de Hacienda de Chile, Nicolás Eyzaguirre, comentó que esperaba que el ajuste de la economía estadounidense fuese relativamente breve y que los mercados de capitales mejoren su capacidad para discernir las diferencias entre países en los llamados mercados emergentes.
Sin embargo, aconsejó cautela a sus colegas. "El mundo se ha convertido en un lugar menos seguro para nuestras economías", aseveró el ministro chileno.
Eyzaguirre dijo que si los países latinoamericanos logran mantener políticas económicas adecuadas, podrían obtener mejores resultados en sus mercados de exportación, además de condiciones financieras más favorables.
Asimismo señaló que los gobiernos de la región deben estar preparados para resistir las presiones de sectores populistas y corporativos que, ante una crisis, reclamarían medidas que pondrían en peligro la estabilidad macroeconómica.
A fin de fortalecer la confianza, agregó, Chile está enfrentando el actual escenario internacional con una reforzada política fiscal, una política macroeconómica basada en reglas claras y una profundización de sus mercados de capitales, particularmente para apoyar a las pequeñas y medianas empresas.
El viceministro de Economía argentino, Daniel Artana, explicó el programa de ajuste recientemente anunciado por su gobierno para lidiar con una crisis de confianza y ayudar a sacar a su economía de una prolongada recesión.
El programa apunta a asegurar que Argentina cumplirá con sus metas fiscales y sus compromisos internacionales, mientras que las medidas estructurales propuestas buscan estimular la competencia y la productividad, agregó.
Artana, quien pronosticó que la economía argentina podría recuperar el crecimiento en dos o tres trimestres, aseguró que su país históricamente ha superado todo tipo de crisis. "La economía de Argentina ha sido capaz de resistir las siete plagas de Egipto juntas", concluyó.
Por su parte, el secretario de Hacienda de México, Francisco Gil Díaz, afirmó que América Latina seguirá sintiendo en los años venideros los efectos de la contaminación o "contagio" de crisis originadas más allá de sus fronteras. Para Gil Díaz, la región deberá concentrarse en las políticas que le permitan ganar productividad.
Si bien México ha logrado dinamizar su comercio exterior al punto en que sus exportaciones hoy superan en valor a las del resto de la región, Gil Díaz apuntó que su país deberá esforzarse por mejorar la eficiencia en sectores clave de su infraestructura como las telecomunicaciones y la energía, en particular en electricidad y gas natural.
El ministro de Planeamiento, Presupuesto y Gestión de Brasil, Martus Tavares, expresó optimismo sobre las perspectivas de la economía brasileña, la más grande de la región, asegurando que preveía un escenario de crecimiento sostenido para los años venideros, a pesar de la incertidumbre en el escenario internacional.
Tras haber crecido 4,2 por ciento en el 2000, dijo Tavares, una proyección anualizada del crecimiento económico de Brasil, basada en los resultados del primer bimestre de este año, brinda una tasa de alrededor de 4,5 por ciento para el 2001.
Arquitectura Financiera Internacional
Tanto Tavares como el ministro de Hacienda de Colombia, Juan Manuel Santos, y el ministro de Finanzas y Planeamiento de Jamaica, Omar Davies, se manifestaron en favor de reformas de las instituciones financieras internacionales como el BID para que puedan ayudar a los países miembros a hacer frente a crisis financieras.
Tavares abogó por la creación de instrumentos financieros flexibles, con características anticíclicas, y una expansión del financiamiento del BID para el sector privado. Santos destacó la importancia de los instrumentos como las garantías para las emisiones de bonos soberanos y Davies subrayó la necesidad de contar con mecanismos de respuesta rápida para las crisis financieras.
En ese sentido, Ricardo Hausmann, profesor de la Universidad de Harvard y ex economista jefe del BID, afirmó que el Banco debería modificar sus reglas para endeudarse en los mercados de capitales a fin de duplicar su capacidad de préstamo a unos 14.000 millones de dólares anuales, así como adoptar políticas que le permitan conceder préstamos de rápido desembolso ante crisis financieras en sus países prestatarios.
"Yo creo que los mercados de capitales funcionarían mucho mejor si supieran que nuestros países no tienen que tomar la píldora envenenada de estas altísimas tasas de interés", afirmó el ex ministro de planeamiento venezolano.
Por su parte, el secretario ejecutivo de la CEPAL, José Antonio Ocampo, abogó por una ampliación del concepto de la estabilidad macroeconómica, para que incluya no sólo la disciplina fiscal sino la estabilidad del crecimiento. Ocampo, ex ministro de hacienda de Colombia, sugirió además la conveniencia de utilizar políticas anticíclicas, como en el caso de Chile, para amortiguar los efectos de los cimbronazos externos.
En cuanto a medidas para estimular mayores tasas de crecimiento, el titular de la CEPAL recomendó que los países latinoamericanos desarrollen políticas productivas consensuadas entre los gobiernos y los sectores privados, con el fin de insertar sus exportaciones en los flujos de comercio internacional más dinámicos. En ese sentido, aconsejó el fomento de las innovaciones tecnológicas y de las asociaciones empresariales.
El ex vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Shahid Javed Burki, propuso que la región se apoye en el comercio y la tecnología como motores para acelerar el crecimiento. Burki señaló que, para ello, los gobiernos deberán desempeñar un importante papel de promoción de la educación, la investigación y el desarrollo de infraestructura de apoyo, especialmente en materia de telecomunicaciones. Asimismo deberían facilitar información sobre oportunidades comerciales al sector privado, fomentar los fondos de inversión y crear marcos regulatorios adecuados.
El papel del sector privado
Por la tarde se realizó el seminario ¿Qué está deteniendo el crecimiento en América Latina? ¿Qué debe el sector privado?, organizado por el Departamento de Desarrollo Sostenible del BID y la Corporación Interamericana de Inversiones. Sus paneles discutieron las estrategias que podría seguir la empresa privada para impulsar el crecimiento en la región y sus necesidades de financiamiento. Entre los expositores figuraron dirigentes de la industria y de la banca de Argentina, Brasil, Chile, México y España, así como altos funcionarios de Chile, del BID y la CII.