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Los países de América Latina y el Caribe se preparan para una posible pandemia de gripe aviar

A nivel mundial, más de la mitad de las personas ínfectadas por la cepa H5N1 del virus de la gripe aviar han muerto a causa de la enfermedad, según cálculos oficiales de la Organización Mundial de la Salud. De los 85 casos registrados en los primeros cinco meses de 2006, sin ir más lejos, 55 tuvieron un desenlace fatal.

No es fácil contraer el virus, porque es necesario estar en contacto estrecha con un ave infectada. Pero una posible mutación del virus hacia una forma “adaptada al ser humano” podría facilitar la transmisión de persona a persona, e iniciar una pandemia global. No es de extrañar entonces que las autoridades sanitarias de las Américas se estén preparando para enfrentar tal posibilidad en el hemisferio.

En la reciente conferencia “Respuesta a una pandemia de influenza en las Américas”, organizada por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Washington, D.C., los especialistas congregados advirtieron que no solo los efectos en materia de salud de una pandemia de influenza serían enormes—con la probable muerte de millones de personas—, sino que las consecuencias económicas de una epidemia de este tipo también serían desastrosas.

Si se desencadenara una pandemia de gripe, el comercio sufriría perturbaciones en el mundo entero, sin mencionar una mayor demanda de medidas de seguridad y de cumplimiento de la ley, interrupciones de los servicios públicos y un deterioro de los mecanismos de apoyo social, planteó el Dr. Mario Libel, asesor de la OPS en enfermedades transmisibles.

En una situación de pandemia, el ausentismo laboral oscilaría entre 25% y 40% en todos los sectores de la economía, incluyendo servicios tan esenciales tales como la propia atención de salud, el transporte y la electricidad, advirtió Barbara Graff, directora de administración de urgencias de la ciudad de Seattle, Washington, en los Estados Unidos.

A nivel local, Graff destacó la importancia de crear ahora alianzas comunitarias a fin de planificar la manera de enfrentar pandemias. “Es decisivo incluir a todos los que tienen la probabilidad de verse afectados : bomberos, policía, escuelas, Cruz Roja, empresas y cámaras de comercio, servicios de telecomunicaciones, servicios públicos... todos”, afirmó.
 
Aunque la planificación a nivel comunitario es importante, también lo es contar con un plan nacional coordinado de preparación, expresó la Dra. Clarissa Étienne, directora auxiliar de la OPS. Informó que todos los países de la región de las Américas, con excepción de cuatro o cinco países pequeños del Caribe, ya han presentado dicho plan a la OPS. “Están en varias etapas de complejidad”, dijo.

Las iniciativas orientadas a evitar una pandemia tienen mucha más probabilidad de éxito si los países y los sectores cooperan para redoblar esfuerzos contra la gripe aviar y pandémica, afirmó. “Todos los sectores —incluidos los del gobierno, la sociedad civil y el sector privado— necesitan participar en este proceso”, agregó. “Es vital que trabajemos juntos para prevenir esta amenaza o mitigar sus efectos”.

El ejemplo brasileño

Brasil tiene en marcha desde hace años un plan de preparativos y atención a la pandemia de influenza, explicó durante la conferencia el Dr. Jarbas Barbosa da Silva, subsecretario brasileño de vigilancia en salud. El país empezó a planificar los preparativos contra la pandemia de influenza en 2003, cuando la Organización Mundial de la Salud recomendó por primera vez que todos los países lo hicieran. Luego vinieron los planes de preparación a nivel estatal, que estaban por completarse a fines de junio de 2006.

El plan de Brasil consta de seis facetas, indicó Barbosa da Silva:  intensificar la vigilancia, adoptar una estrategia de suministros sanitarios, determinar la posible demanda de, formular normas técnicas y capacitar en ellas a  proveedores de atención de salud, realizar actividades de comunicación social y adoptar medidas de contención.

El subsecretario hizo hincapié especial en la vigilancia de la salud pública. “Las consecuencias de una demora en notificar nuevos casos de influenza pueden ser determinantes en la carga del sistema de atención de salud, y más aún en una situación de pandemia”, dijo. Incluso la demora de un solo día da la oportunidad de que el virus se propague de unas pocas personas a muchas.

Brasil tiene una sala de urgencias dotada de un equipo de epidemiólogos, que controlan el estado de la salud animal para detectar casos de influenza y otras enfermedades. Pero el propio Barbosa da Silva reconoce que si se produce una pandemia, Brasil no estaría en condiciones de vacunar a sus ciudadanos. “No es muy factible aumentar la capacidad de producción global de vacunas a corto plazo”, explicó 

Pero se ha creado una unidad experimental capaz de producir vacunas en pequeña escala. Además, el país ha comprado 90 millones de dosis de medicamentos antivirales,  para dar tratamiento a 9 millones de pacientes, indicó Barbosa da Silva.

El Ministerio de Salud de Brasil, además, conjuntamente con la OPS y el Consejo Federal de Medicina brasileño, ha elaborado un curso autodirigido de capacitación por Internet, para ayudar a preparar al personal médico y de enfermería en  temas de atención al paciente y medidas de bioseguridad.

La comunicación con el público es también prioritaria en una situación de pandemia, prosiguió Barbosa da Silva, porque no se trata solamente de un problema de salud pública. "Sus aspectos psicológico y social sólo pueden tratarse proporcionando información transparente e inspirando confianza en el gobierno”, agregó

El 11 de julio próximo, el BID y la OPS coauspician un evento en el sede del BID en Washington, DC, sobre el papel de los medios de comunicación en América Latina frente a la amenaza de la gripe aviar.

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