Eduardo Cofiño, un empresario emprendedor y amante del bosque tropical, es el asesor del programa de desarrollo sostenible para el departamento de Petén en Guatemala. Por más de 10 años, Cofiño sobrelleva la lucha de defender la selva maya de la pobreza, el narcotráfico y las secuelas del mal uso del bosque.
Durante una presentación en la sede del BID en Washington, DC, Cofiño planteó un plan turístico para el desarrollo de la zona, la cual pese a sus riquezas naturales y culturales enfrenta profundos problemas de conservación.
La susceptibilidad a incendios forestales, el desmesurado crecimiento poblacional, la expansión y extensión de cultivos de maíz, y la ausencia de medidas para preservar la tierra están convirtiendo el bosque en laderas secas, erosionadas y estériles, indicó Cofiño.
El Petén requiere de atención urgente, no sólo porque se trata de un territorio extenso y significativo para un país pobre como Guatemala sino porque maravillas arqueológicas se esconden en esta exuberante selva, agregó. El departamento tiene varias áreas protegidas como La Reserva de la Biosfera Maya, la cual tiene más de 50,000 kilómetros cuadrados de bosque tropical.
La Reserva de la Biosfera Maya está listada entre los pocos patrimonios naturales y culturales a su vez que tiene la humanidad –son sólo 24-- y aún así la región de Petén no consigue la atención local e internacional que la pueda salvar de su total pérdida. Según Cofiño, son más de 380 sitios arqueológicos y unas 60 áreas naturales reconocidas por la Organización Mundial del Turismo desconocidas por la mayoría de gente.
Cofiño es de los pocos, acaso el único, que conoce a fondo los problemas y oportunidades de Petén. Sin embargo, él mantiene su ideal de abogar y trabajar por este patrimonio mixto a pesar de las contrariedades, entre las que figuran la falta de recursos económicos, la falta de servicios básicos, la falta de carreteras e infraestructura en general; además del tráfico de drogas, de armas, de inmigración clandestina y de tesoros arqueológicos.
Cofiño –un hombre de números–reveló con el corazón en la mano que sus cálculos y estadísticas indican que el daño cometido en estas tierras es irreversible. Progresivamente –año tras año– los bosques altos y densos se convierten en suelo desnudo, y para los años 2020-2025 se proyecta que la vista panorámica tenga tres cuartas partes del departamento del Petén en llamas.
Pero es tanta la hermosura y tan grande el valor de este patrimonio mundial –subrayó Cofiño– que vale la pena enfrentar los restos y rescatar lo mejor de la selva maya mientras aún se pueda.
El plan turístic los dólares del turismo ayudan a frenar el deterioro
Realmente el plan turístico es parte de un plan de desarrollo sostenible completo para el Petén, que incluye cuatro factores: la legalización de la tenencia de tierras, la protección del patrimonio cultural y servicios al turismo, el manejo de los recursos naturales, y el fortalecimiento institucional.
El turismo por si sólo es el sector económico que genera más ingresos extranjeros en todo el país. El plan busca incrementar el turismo en las zonas protegidas del norte, restaurando los sitios arqueológicos e invirtiendo en infraestructura turística. Cofiño explicó que una solución barata para mejorar el ambiente del Petén es invertir en servicios básicos sanitarios, áreas de descanso, escalinatas, muelles, bancas, basureros, garitas, entre otras cosas que hagan más placentera la visita del turista. Además, esta acción atraería mucho más dinero del invertido para incrementar las oportunidades económicas de la actividad turística, y a su vez mejorar la infraestructura de la región.
La famosa ciudad de Tikal de Petén atrae a más de 120.000 turistas al año, que en promedio se quedan 1.5 a 2 días. Pero la zona podría atraer muchos más turistas y por una estadía más larga si se abrieran caminos para conocer otros sitios arqueológicos –igualmente impresionantes pero muy diferentes entre sí-- que se encuentran a poca distancia de la capital departamental de Flores y cerca de Tikal. Sólo con extender la estadía promedio de un turista a 3.5 días, Petén lograría generar más recursos que se inviertan en frenar su deterioro, indicó Cofiño.
El BID en acción
Fomento del manejo del ecosistema de la selva maya en México, Belice y Guatemala
Recientemente, el Banco aprobó una donación de 800.000 dólares para la promoción de los bienes públicos regionales en el área de protección del medio ambiente, destinada a la selva maya compartida por México, Guatemala y Belice.
Esto incluye la Reserva de Biosfera Maya (Guatemala), la Reserva de la Biosfera Calakmul (México), la Reserva Montes Azules (México), el Área de Conservación Río Bravo (Belice) y el Complejo III Chiquibul-Montañas Mayas (Guatemala), interconectando 4,6 millones de hectáreas de cubierta forestal, de importancia estratégica para el Corredor Biológico Mesoamericano.
El objetivo del proyecto es mejorar las capacidades de gestión, coordinación y cooperación para permitir un manejo trinacional del ecosistema de la selva maya. Específicamente, la operación contribuirá al mejoramiento de: (a) las capacidades trinacionales para el control del tráfico ilegal de flora y fauna; (b) las capacidades para el manejo conjunto de contingencias ambientales, en particular los incendios forestales; (c) la conectividad ecológica de la selva maya mediante corredores biológicos; (d) los sistemas de monitoreo y manejo de información sobre la biodiversidad, y (e) el marco institucional para el manejo compartido del ecosistema.
Proyecto de desarrollo sostenible en Petén
Desde 1996, se está llevando a cabo el programa de desarrollo sostenible de Petén, el cual está en su noveno año de funcionamiento y se financia con la ayuda de un préstamo de 19,8 millones de dólares del BID.
Este programa apoya el proceso de reordenamiento del uso de la tierra a fin de conservar los recursos naturales y culturales, además de mejorar el nivel y calidad de vida de los habitantes de Petén.
Los cuatro componentes del programa, que apuntan a frenar el proceso de degradación medioambiental y dar marcha atrás a los daños ya causados son:
· La legalización de la tenencia de tierras para unas 4.500 familias en la zona limítrofe que se encuentra fuera de las fronteras internacionalmente reconocidas de la Reserva de la Biosfera Maya.
· La protección y la restauración de las zonas arqueológicas y la promoción del turismo.
· La realización de pequeños proyectos de agricultura y de tala de bosque, diseñados para mostrar el óptimo manejo de los recursos.
· El fortalecimiento de instituciones públicas, incluyendo las municipalidades y las organizaciones de base de Petén para que protejan y manejen los recursos naturales y culturales.