¿Quiénes tienen mejor salud los afro descendientes, los indígenas o los latinoamericanos de descendencia europea? Cuatro estudios recientes sobre raza, etnia y salud en América Latina muestran algunos resultados inesperados e incluso contradictorios.
En las zonas rurales pobres de México los indígenas dicen estar en mejor estado de salud que la población no indígena, señala Ashu Handa, profesor de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill. Handa comparó los resultados de la Encuesta Nacional de Salud con los datos del programa de transferencia condicionada de recursos para pobres, PROGRESA.
Los grupos indígenas en México son los más grandes en América Latina en números absolutos, aunque no en proporción, indica Handa. De los 25.000 hogares situados en 505 aldeas incluidos en PROGRESA al menos un tercio se identificó como población indígena basándose en el idioma en que hablan.
El objetivo principal del estudio consistió en dos cosas: identificar los factores fuera del hogar que afectan la salud y evaluar el impacto del programa PROGRESA en la población indígena, especialmente en el crecimiento de niños desde su nacimiento hasta los cinco años de edad. El estudio indica que la población indígena negó estar peor que el resto de la población y, además, el control de salud preventiva para niños tuvo el mismo efecto positivo tanto para indígenas como no indígenas.
Raquel Bernal, profesora de Northwest University, en su estudio sobre grupos indígenas y afro descendientes de su tierra natal Colombia, señala que estos dos grupos juntos representan el 9.2 por ciento del total de la población y generalmente se encuentran en un estatus socioeconómico bajo, por debajo del promedio de colombianos.
Según la Encuesta de Estándares de Vida, realizada en 1983 con unas 83.000 personas, Bernal señala que las disparidades de salud desaparecieron después de controlar factores socioeconómicos, estatus laboral y localidad geográfica. Fue interesante constatar que los grupos indígenas tenían, más que otras minorías, seguro médico ya que eran elegibles para un programa estatal para las tierras de tribus ( resguardos ).
Bernal concluye que el estado de salud de las minorías puede y debería mejorar a través del empleo, educación y programas de salud financiados públicamente, similares a aquellos en resguardos .
Un tercer estudio indica que las disparidades étnicas en la salud se deben a factores socioeconómicos. David Mayer-Foulkes, profesor en el Centro de Investigación Didáctica y Económica (CIDE) en la ciudad de México, condujo un estudio en cuatro países latinoamericanos con grandes poblaciones étnicas: Bolivia, Brasil, Guatemala y Perú.
Usando encuestas demográficas y de salud en educación, vivienda, bienes del hogar, empleo, estatus socioeconómico e indicadores de salud para niños y mujeres, Mayer-Foulkes encontró que los indígenas estaban peores que los no indígenas, especialmente las mujeres. Sin embargo, los factores externos tales como los bienes del hogar (por ejemplo, si la familia posee una vaca), educación, acceso a servicios de salud y saneamiento tenían más peso que los factores genéticos en la salud infantil, la misma conclusión que sugería el estudio realizado en México.
Mayer-Foulkes concluyó que los programas de transferencia condicionada son efectivos en reducir la desigualdad y pueden generar datos para estudios posteriores. Las disparidades étnicas y raciales existen, indicó el experto, pero son una realidad compleja con problemas que suelen ser bastante locales y específicos.
Antonio Trujillo, profesor de la Universidad de Florida Central, está de acuerdo. Él estudió las disparidades raciales entre la población anciana urbana en Brasil, usando datos de la Encuesta de Salud, Bienestar y Vejez realizada en Sao Paulo. Según su estudio, los blancos son más saludables que los negros, a pesar de que los blancos sufrieran más de cáncer y enfermedades del corazón. Sin embargo, mientras algunas disparidades en su estudio se debieran a factores socioeconómicos, éstos no explican un 52 por ciento de diferencias.
Otros factores pueden incluir biología, marginalización geográfica, acceso al cuidado, la calidad de los cuidados que reciben y el racismo, que se puede materializar en recibir un trato diferente de los doctores, indicó Trujillo. El estudio también muestra que los factores que afectan el estado de salud durante la infancia, como nacer en una familia pobre, vivir en áreas rurales remotas o pasar hambre frecuentemente, tienen un impacto considerable en la salud de los ancianos en todos los grupos socioeconómicos. Trujillo sugirió mejorar el acceso al cuidado de la salud en todas las áreas geográficas y la calidad del cuidado a los ancianos de todas las razas.
Los investigadores concluyeron que se necesitan hacer más estudios contando con mejores datos para explicar algunas de las conclusiones contradictorias. Los cuatro estudios de investigación serán publicados en un próximo libro del BID.