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BID: remesas de EEUU a América Latina llegarán a 45.000 millones de dólares en 2006

Inmigrantes latinoamericanos que trabajan en los Estados Unidos enviarán unos 45.000 millones de dólares a sus países de origen en el 2006, contra 30.000 millones de dólares estimados en el 2004, según un informe divulgado hoy por el Banco Interamericano de Desarrollo.

El informe, que cubre 48 estados y el Distrito de Columbia, se basa en una encuesta encargada por el Fondo Multilateral de Inversiones del BID y realizada entre 2.511 adultos nacidos en América Latina que viven en los Estados Unidos.

El dinero enviado por estos inmigrantes representa alrededor de tres cuartas partes de los 60.000 millones de dólares que recibirá la región este año en concepto de remesas. Las otras grandes fuentes de estos recursos son Europa y Japón, aunque también hay transferencias de dinero entre países latinoamericanos.

El presidente del BID, Luis Alberto Moreno, observó en una conferencia de prensa que si bien las remesas siguen creciendo como fuente de recursos para muchas naciones en vías de desarrollo, el estudio señala que alrededor de 90 por ciento de los ingresos de los inmigrantes permanece en los Estados Unidos, estimulando las economías locales.

El ingreso total de los inmigrantes latinoamericanos en los Estados Unidos se estima en unos 500.000 millones de dólares anuales. Según el estudio, unos 12.6 millones, o 73 por ciento de todos los latinoamericanos adultos en este país, envían remesas regularmente, en un promedio de 10 por ciento de sus ingresos.

“Los grandes incrementos en determinados estados también subrayan el hecho de que los integrantes de esta joven fuerza laboral extranjera están dispuestos a mudarse a donde haya trabajo, brindándole a la economía estadounidense una flexibilidad que no tiene ninguna otra nación industrializada”, afirmó Moreno. “También son prueba del sólido compromiso de estos inmigrantes con sus familias y sus comunidades”.

El encuestador Sergio Bendixen, cuya firma realizó la encuesta para el FOMIN, dijo que los resultados sugieren que los inmigrantes latinoamericanos no se circunscriben solamente a las tradicionales comunidades identificadas por país de origen si no que van adonde hay empleo.

Comparado con una encuesta similar realizada en el 2004, el nuevo estudio ilustra los cambiantes patrones de la inmigración latinoamericana en este país. Los estados con grandes poblaciones de origen hispano (California, Texas, Nueva York y Florida) siguen siendo las grandes fuentes de remesas pero algunos de los mayores incrementos en volúmenes de transferencias de dinero se dieron en otras regiones.

Georgia, Virginia, Maryland, Pennsylvania, Tennessee, Indiana, Wisconsin, Carolina del Sur, Arkansas, Kansas, Kentucky, Iowa y Nebraska registraron incrementos de más de 80 por ciento con respecto a la encuesta del 2004.

Nuevo México registró el mayor aumento de remesas, 260 por ciento, subiendo de 103 millones de dólares en el 2004 a 370 millones de dólares en el 2006. Según Bendixen, el incremento refleja el ingreso de trabajadores latinoamericanos atraídos por las pujantes industrias de servicios y turismo de ese estado.

Louisiana le siguió con un incremento de alrededor de 240 por ciento, de 61 millones de dólares en el 2004 a unos 208 millones de dólares estimados para el 2006. Su población de origen latinoamericano casi se duplicó durante ese período por el arribo de jornaleros para las tareas de reconstrucción del huracán Katrina.

Una mayoría de los inmigrantes (56 por ciento) comentó que no tenía empleo de tiempo completo al momento de abandonar sus países. Algo más de la mitad halló trabajo en los Estados Unidos en menos de un mes. A 38 por ciento le tomó menos de dos semanas.

En promedio, un inmigrante en los Estados Unidos gana unos 900 dólares mensuales en su primer empleo, unas seis veces más de lo que ganaba en sus países de origen. Según los estándares estadounidenses, tres de cada cinco de estos inmigrantes son de ingresos bajos o moderados ya que ganan menos de 30.000 dólares al año. Más de la mitad de ellos tienen menos de 35 años de edad.

El gerente del FOMIN, Donald F. Terry, comentó que, dadas las tendencias económicas y demográficas predominantes en las regiones en vías de desarrollo y en las naciones industrializadas, es probable que la población extranjera siga aumentando en los Estados Unidos, a medida que decline la tasa de fertilidad y se jubilen mayores números de trabajadores nativos.

“Si es que el mercado laboral estadounidense va a seguir expandiéndose, más trabajadores tendrán que venir de otros países. Esa es la realidad del mundo hoy”, agregó Terry.

En otros grupos focales con personas que envían o reciben remesas, Bendixen halló un creciente número de inmigrantes interesados en invertir en América Latina. Tradicionalmente estos recursos se han destinado para el consumo. En una encuesta realizada en el 2001, sólo cinco por ciento de los inmigrantes dijeron que alguna vez habían invertido en sus países de origen. En cambio, uno de cada tres participantes en los grupos focales dijo que ha invertido en propiedades o pequeños negocios en su tierra natal.

La encuesta se realizó este año y tiene un margen de error de 2 por ciento. Los grupos focales incluyeron a inmigrantes en Nueva York, Miami y Los Ángeles, así como a gente que recibe transferencia de dinero en México, Colombia, El Salvador, Guatemala, Ecuador, Haití y la República Dominicana.

BID, FOMIN y Remesas

El FOMIN comenzó a estudiar las remesas en el año 2000 para analizar su impacto en países latinoamericanos y caribeños. Hasta entonces las remesas no habían sido motivo de gran interés para las instituciones internacionales o los gobiernos nacionales.

Además de revelar el creciente volumen de estos flujos, el FOMIN también llamó la atención sobre las exorbitantes comisiones que pagaban los inmigrantes para enviar dinero a sus países de origen. Desde entonces, numerosos competidores han ingresado al mercado de las remesas, ofreciendo transferencias más baratas y servicios adicionales a sus clientes. Como resultado, los inmigrantes y sus familias se han podido quedar con miles de millones de dólares que de otro modo hubiesen ido a los intermediarios.

El FOMIN también financia proyectos para promover la incorporación de los emisores y receptores de remesas al sistema financiero formal, principalmente a través de entidades que se enfocan en clientes de menores recursos, como cooperativas de ahorro y crédito e instituciones microfinancieras. El objetivo de estos esfuerzos es que las familias tengan acceso a servicios y productos que pueden ayudarlas a acumular un patrimonio.

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