Las crisis financieras de los años 80 y 90 en América Latina fueron un desastre para el crecimiento de la región, pero al menos dejaron una enseñanza y una lección aprendida: muchos países descubrieron la necesidad de ser cuidadosos con la administración de sus activos monetarios.
Es por ello que los encargados de la gestión financiera de los países muestran un interés creciente en diversificar la composición de monedas en la estructura de su deuda, a fin de reducir el riesgo del descalce monetario o súbitas alzas en el tipo de cambio. También, y más recientemente, los encargados de la administración financiera y monetaria de los países de la región están expresando su preferencia por endeudarse en moneda local en lugar de monedas extranjeras, por lo general en dólares americanos. La mayoría sostiene que una estructura de deudas más diversificada y equilibrada disminuye el impacto de una súbita alza del dólar, por ejemplo, y puede aliviar los problemas de acceso a los mercados internacionales de capital que experimentó la región en las crisis de décadas pasadas.
En respuesta a la demanda de sus clientes, el BID ha adoptado un nuevo marco de política que le permite ampliar las opciones de préstamos en moneda local y ofrecer este tipo de financiamiento en condiciones más atractivas para los prestatarios. A causa de leyes nacionales que restringen el uso de moneda extranjera en ciertos tipos de transacciones, la nueva política del BID también crea mayores oportunidades de financiamiento para prestatarios subnacionales, como las provincias y municipalidades y el sector privado.
La nueva política, adoptada el 1 de abril de 2008 por el Directorio Ejecutivo del Banco, autoriza al BID a denominar préstamos en moneda local desde el inicio de una operación. Tanto el límite de operaciones en moneda local como el recargo en el préstamo en moneda local han sido removidos.
Bajo la política pasada, que entró en vigencia en 2005, el Banco permitía hasta cinco transacciones en moneda local por año, restringidas a la conversión de préstamos en moneda extranjera en el momento del desembolso, sujetas a cambios monetarios directos contra la deuda bancaria existente y la conversión de obligaciones en dólares americanos en las llamadas garantías. Estas condiciones iban acompañadas de un premio de riesgo en tales transacciones.
Al desarrollar la nueva política, el Banco consideró las lecciones aprendidas de los clientes existentes y potenciales en monedas locales, comprendiendo sus necesidades y sus críticas al programa piloto bajo el cual se implementó la política del 2005. El pedido de los clientes era simple: más préstamos en moneda local bajo términos más favorables.
A pedido del cliente
En vez de aplicar cargos genéricos o determinados administrativamente en transacciones en moneda local, el BID actualmente cobra tasas de interés que reflejan el costo de financiación en cada mercado monetario local más el mismo margen entre las tasas de interés y los honorarios aplicables a préstamos soberanos o no soberanos denominados en moneda extranjera, cualquiera sea el caso.
“Estamos implementando un enfoque según las necesidades del cliente, a usarse en instrumentos financieros de vanguardia y que coloca al Banco al frente de las instituciones internacionales”, comentó Edward Bartholomew, gerente y oficial principal financiero del Departamento de Finanzas del BID. “Este servicio fue hecho posible a través del realineamiento institucional reciente en el Banco, que movilizó recursos humanos con habilidades específicas para atender más eficazmente las necesidades de sus clientes en áreas que requieren de expertos”.
Las limitaciones del mercado se mantienen. El Banco eliminará el riesgo monetario en transacciones a través de pases cambiarios que servirán como un mecanismo de protección cambiaria. Para que tales transacciones ocurran, se necesita un mercado de pases cambiarios en moneda local. Actualmente tales mercados existen sólo en unos pocos países de la región, aquellos con mercados de capitales relativamente profundos, y economías estables.
Los países con mercados de capital menos desarrollados podrían también tener acceso a préstamos en moneda local del BID usando los servicios de protección del Currency Exchange (TCX), una alianza público-privada recientemente creada que participaría como proveedora de swaps de contrapartida.
Se espera que las actividades de financiamiento en moneda local del BID evolucionen de acuerdo con el ritmo de evolución de los mercados de capital en los distintos mercados de la región.
Un país con acceso limitado al crédito externo en moneda local puede ampliar esa opción de financiamiento si desarrolla y profundiza un mercado de swaps. Y mientras consigue cumplir con los requisitos para obtener financiamiento en su propia moneda, al menos tiene ya más alternativas en moneda extranjera. Por ejemplo, un país que tenga fuerte comercio con México podría solicitar financiamiento en pesos mexicanos, moneda en la cual tiene más protección a causa del flujo comercial.
“Lo que la nueva política permite es una plataforma para moverse en cualquier moneda en cualquier país mientras los mercados evolucionan”, explica Bartholomew. “Este es un proceso dinámico. A medida que los mercados se expandan, nuestros préstamos en moneda local se expandirán”.
Los préstamos en moneda local del BID serán supervisados por el Comité de Gestión de la Responsabilidad de Activo del Banco (ALCO por sus siglas en inglés) y la Oficina de Gestión de Riesgo, que fue organizada durante el realineamiento institucional en 2007.
Para mayor información sobre préstamos en moneda local, llamar al Departamento de Finanzas al (202) 623-2863.