
La CCF es una opción de inversión que proporciona a los países miembros prestatarios importantes recursos líquidos tras un desastre natural o evento de salud pública graves, con el objetivo de ayudar a brindar asistencia humanitaria, restablecer los servicios básicos a la población y ejecutar otras medidas de respuesta. Tiene dos modalidades de cobertura:
La CCF-Modalidad I es una cobertura paramétrica para desastres naturales, de hasta $300 millones o 2 % del PIB. Cubre peligros naturales de aparición rápida, baja probabilidad e impacto a gran escala, desencadenados por condiciones paramétricas predefinidas y medibles.
La CCF-Modalidad II es una cobertura no paramétrica para desastres naturales y riesgos para la salud pública, de hasta $100 millones o 1 % del PIB. Abarca eventos no cubiertos por la CCF-MI, como desastres naturales y riesgos para la salud pública no paramétricos que afectan significativamente a la población y la economía.
Desencadenantes
La cobertura puede desencadenarse cuando ocurre un evento elegible según lo especificado en el contrato.
Ejemplos: Respuesta de financiamiento después de un terremoto o una inundación
Tasa de interés: Tasa base SOFR + margen de préstamo variable del Capital Ordinario del BID:
La tasa base SOFR es la tasa SOFR diaria compuesta a un día en USD + el margen de fondeo del BID. El margen de fondeo para el primer trimestre de 2025 es de 41 pb.
El margen para préstamos del Capital Ordinario del BID - para 2025 es de 80 pb.
Comisiones: Comisión única de retiro de 50 pb sobre el monto desembolsado. No se aplica comisión de compromiso ni comisión inicial.
Se dispone de opciones de conversión de moneda y de tasa de interés.
Para conocer los cargos por préstamos y las comisiones por opciones de conversión aplicables, consulte https://www.iadb.org/es/como-trabajar-juntos/sector-publico/soluciones-financieras/tasas-de-interes-y-cargos.
Opciones de reembolso flexible sujetas a un vencimiento máximo de 25 años y una vida promedio ponderada (VPP) máxima de 15,25 años.
Período de gracia estándar: 5,5 años.
Se dispone de un cronograma de amortización estándar (con pagos lineales y semestrales), estructuras de pago único, extensiones del período de gracia, cronogramas de amortización irregulares y períodos de reembolso más cortos, sin costo adicional.
El 16 de abril de 2016, un terremoto de magnitud 7,8 golpeó la región costera norte de Ecuador, con su epicentro cercano a la provincia de Manabí. Este desastre natural dejó 663 muertes, 4.859 heridos y alrededor de 80.000 evacuados.
La rápida respuesta del BID ante el terremoto de 2016 en Ecuador posibilitó la prestación de ayuda crítica a las comunidades afectadas, la rehabilitación de 20 centros médicos para beneficio de 650.000 pacientes y el establecimiento de 25 centros educativos provisionales, junto con la reparación de más de 700 escuelas que atienden a 412.637 estudiantes. Se restablecieron los servicios de agua y saneamiento para 370.000 personas mediante la rehabilitación de 6 sistemas de abastecimiento de agua y 6 sistemas de evacuación de aguas residuales. Se proporcionaron viviendas temporarias para alojar a 41.511 personas desplazadas y se limpiaron 7 millones de metros cúbicos de escombros, lo cual posibilitó el comienzo de los esfuerzos de reconstrucción. Estas acciones mejoraron significativamente las condiciones de vida, restauraron los servicios vitales y sentaron las bases para una recuperación a largo plazo.
El 1 de septiembre de 2019, el huracán Dorian tocó tierra como un huracán de categoría 5 en el cayo Elbow en las islas Ábaco, con vientos de 297 km/h y ráfagas de 320 km/h. Dejó a su paso una estela de destrucción en las islas Gran Bahama y Ábaco.
La pronta respuesta del BID tras el huracán Dorian en las Bahamas proporcionó ayuda crítica para restablecer los servicios esenciales y reconstruir la infraestructura pública. Los fondos se destinaron a la reconstrucción de la infraestructura crítica, la rehabilitación de los sistemas de electricidad pare restaurar la energía en las áreas afectadas y la reparación de los sistemas de abastecimiento de agua y evacuación de aguas residuales para garantizar el acceso a agua potable para las comunidades afectadas. Se destinaron otros $25 millones para la limpieza de escombros y la rehabilitación de la infraestructura pública, lo cual creó condiciones de vida más seguras. La asistencia humanitaria en materia de reparaciones de las instalaciones educativas benefició a las familias y niños desplazados. Estas intervenciones mejoraron significativamente los esfuerzos de recuperación y sentaron las bases para la resiliencia a largo plazo de las Bahamas.