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La ciencia detrás del comportamiento

 

Se dice que los hombres y las mujeres tomamos decisiones racionales. Que los humanos escogemos nuestro futuro en base a un análisis complejo de pros y contras, de beneficios y perjuicios, de ventajas y desventajas. Que siempre buscamos el interés propio y que eso es, precisamente, lo que nos diferencia de otros animales que habitan el planeta. En parte, esa aseveración es cierta, pero las decisiones que tomamos no siempre son racionales o puramente exentas de emociones. Tampoco son imparciales, inteligentes o visionarias. 

Muchas veces, los humanos autoboicoteamos nuestro propio beneficio, caemos en tentaciones, satisfacciones efímeras, preferimos el estatus quo y relativizamos la importancia del futuro, de lo que viene y cómo enfrentarlo.

En pleno siglo XXI, cuando la información es cada vez más inmediata y tenemos más herramientas tangibles para decidir qué, cómo, cuándo y hacia dónde vamos, ¿estamos pensando en cómo estas decisiones afectan a nuestras economías? ¿En cómo influyen en nuestras políticas públicas? ¿En la educación de nuestros hijos? ¿En nuestro futuro laboral?

Las ciencias del comportamiento vienen a intentar responder estas preguntas. 

“Los economistas nos hemos dado cuenta que debemos ir más allá de la racionalidad. A todos nos pasa en el día a día decir ‘voy a bajar el consumo de sal’, ‘voy a comer menos azúcar’, ‘voy a ejercitar más’ y la verdad es que nos cuesta”, dice Carlos Scartascini, economista principal del Departamento de Investigación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).  

Ahí está la clave. Y es que regular el comportamiento humano va más allá de números, indicadores o datos; de leyes y códigos; o de implementar políticas públicas sin ese enfoque conductual.
 
“Los modelos económicos asumen que podemos agarrar esta realidad tan compleja que es el mundo y tomar decisiones de consumo, de inversión y ahorro. Pero lamentablemente los seres humanos nos equivocamos. No lo hacemos. Todos ahorramos menos de lo que deberíamos, o vamos al médico menos de lo que deberíamos”, dice Scartascini.
 

Facebook Live: charla con el Presidente Moreno sobre la economía del comportamiento
En vivo: el Presidente del BID sobre economía del comportamiento

¿Qué tiene que ver la psicología con políticas públicas para manejar desafíos como la corrupción, el ahorro, la congestión urbana o la obesidad? Entérate en esta conversación sobre la economía del comportamiento entre el Presidente del BID, Luis Alberto Moreno; Carlos Scartascini, economista principal del Departamento de Investigación del Banco; y Florencia López Boo, especialista senior de la División de Salud y Protección Social. ¡Deja tus comentarios y preguntas! Para más información sobre la economia del comportamiento visita nuestro blog en http://Iad.bg/SFob30lTkyJ

Posted by Banco Interamericano de Desarrollo on Friday, September 21, 2018


 

¿Comportamiento vs. pensiones?

Una de las áreas en donde más se refleja la importancia de un enfoque que abarque a la economía del comportamiento es en el sector social, principalmente en políticas relacionadas a la salud, la educación, el trabajo y la diversidad, entre otras. Seguramente hayas sucumbido ante el impulso de no ahorrar un mes y comprar un teléfono nuevo, cambiar el televisor, o irte de viaje. Esto es de suma importancia en América Latina y el Caribe, una región que hoy está envejeciendo a pasos agigantados y que tiene una tasa de ahorro previsional bajísima.

¿Cómo lo solucionamos? La respuesta está en cambiar la conducta. La región ha abordado esta problemática mediante la inclusión de un ahorro automático, es decir, la deducción obligatoria de una parte del sueldo de todos los trabajadores para su pensión. Esto se hace dada la preferencia de los latinoamericanos por el estatus quo: si la norma por defecto es ahorrar, las probabilidades de que los latinoamericanos voluntariamente renuncien a esa deducción baja considerablemente. 

El impacto de esa política pública, multiplicada por millones de cotizantes, no sólo se traduce en más y mejores ahorros, sino también en países con pensiones más robustas en una región que envejece rápidamente.

“Los modelos económicos asumen que podemos agarrar esta realidad tan compleja que es el mundo y tomar decisiones de consumo, de inversión y ahorro. Pero lamentablemente los seres humanos nos equivocamos. No lo hacemos. Todos ahorramos menos de lo que deberíamos, o vamos al médico menos de lo que deberíamos”, dice Scartascini.

“Si las políticas no tienen en cuenta ese comportamiento humano no solo no van a generar un impacto positivo, sino que pueden hasta generar efectos no deseados”, dice Florencia López Boo, economista líder de la División de Salud y Protección Social del BID.

 

 

El caso de los embarazos adolescentes

América Latina y el Caribe es la segunda región con la mayor tasa de embarazo adolescente en todo el mundo, según datos de Naciones Unidas. A la fecha, existen 62 nacimientos por cada 1.000 niñas entre 15 y 19 años, mientras que en África la cifra asciende a 103.5 nacimientos por cada 1.000 niñas entre las mismas edades.

Muchos pensarían que la receta está en entregar preservativos en colegios o profundizar aún más en la enseñanza de una educación sexual adecuada. Sin embargo, la clave también estuvo en mirar este fenómeno con una óptica más ligada a la economía del comportamiento. “Hace unos 30 años, en Nueva York, Connecticut y California se decidió entregar preservativos en las escuelas. No sólo no redujo el embarazo adolescente, sino que lo aumentó en un 10%, es decir, en 4 nacimientos por cada mil adolescentes. ¿Alguien estaba pensando en el comportamiento de los adolescentes que se embarazan?”, cuenta López Boo.

El cambio lo encontraron en Zimbabwe, una pequeña nación en el sur de África que tomó otro enfoque: la clave no estaba en asignar más recursos o fomentar la abstinencia, sino en dónde, cuándo y cómo se ejecutaban las políticas de prevención.

“Se hicieron grupos focales con adolescentes mujeres y cambiaron dos cosas: el momento y el lugar donde se distribuían los preservativos. El momento era antes de ir a las discotecas, y el lugar las peluquerías. ¿Por qué? Allí nadie las podía juzgar. No había una figura como el maestro, los padres, el médico. Y funcionó. En ese país cayó en un tercio el embarazo adolescente,” dice López Boo.

El desarrollo de políticas públicas no sólo debe estar definido por números y cifras, sino también por las decisiones que llevan a la gente a elegir A o B. Hoy, problemas como el embarazo adolescente, la falta de ahorro, la baja participación de mujeres en carreras científicas, o la inclusión de minorías raciales y sexuales pueden ser solucionados mediante políticas que tomen en cuenta la conducta de los ciudadanos. Políticas que usen la psicología, la economía y la conducta como factor determinante del éxito de la misma.

“Un arquitecto de las decisiones tiene la responsabilidad de organizar el contexto en el cual las personas toman sus decisiones”, dijo Richard Thaler, Premio Nobel de Economía, y experto en ciencias del comportamiento.

Para saber más sobre cómo se puede aplicar esta disciplina a la creación, desarrollo e implementación de políticas públicas, puedes descargar de forma gratuita 10 Lecciones de las ciencias del comportamiento para las políticas públicas en el sector social.

 

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