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El patrimonio de Santiago se reinventa

 

Todo comenzó con un correo electrónico. “Vi el anuncio del concurso y me pareció súper interesante y lo conversé con el equipo”, dice Cristina Carrió, arquitecta catalana de 34 años que hoy trabaja en Santiago de Chile para TECHO, una organización social no gubernamental que busca eliminar los asentamientos informales a lo largo de América Latina y el Caribe. El correo venía con una invitación especial: estudiantes, profesores y profesionales eran llamados a participar de BID CitiesLab, un concurso inédito para la ciudad que buscaba revitalizar un antiguo asilo de la capital. 

La idea detrás de esta iniciativa —desarrollada por el BID en su cuarta versión internacional, pero esta vez junto al gobierno chileno y a la Municipalidad de Santiago— tenía como principal objetivo encontrar soluciones creativas y frescas a los problemas urbanos de la ciudad fomentando la participación de ideas creativas. Todas las propuestas debían estar auspiciadas por una universidad de la región y compuestas por un equipo de estudiantes de pregrado o postgrado, profesores guías y profesionales.

Video: una vista aérea en 3D del Asilo de Las Hermanitas de Los Pobres, en Santiago

 

¿Cuál era el problema a resolver?

Los equipos debían presentar un proyecto que revitalizara un zona patrimonial de 103 mil metros cuadrados en medio de un barrio residencial, cuyo edificio principal quedó abandonado e inhabilitado tras el terremoto de 8,8 grados Richter que azotó al centro y sur de Chile en febrero de 2010. Al término del concurso, la iniciativa recibió 84 propuestas de 37 universidades, todas ellas provenientes de 12 países: Chile, México, Colombia, Ecuador, Brasil, República Dominicana, Argentina, Guatemala, Uruguay, Venezuela, Perú y Suiza.

Entre junio y diciembre de 2018, Cristina junto a un grupo de cuatro arquitectos, un ingeniero civil, una abogada, y otros profesionales y estudiantes, diseñaron, crearon y presentaron BarriOficio, el proyecto ganador del concurso que fue auspiciado por la Pontificia Universidad Católica de Chile. “Creemos que así es como se deben trabajar estos proyectos, con la unión de diferentes actores”, dice Cristina.

Esta fue su fórmula.

 

 

 

BarriOficio: de abandono a desarrollo

Por fuera impacta. El Asilo de las Hermanitas de los Pobres se alza sobre el barrio Matta Sur en Santiago de Chile como una fortaleza cerrada, amurallada y destruida por el terremoto de 2010. Tras quedar en completo desuso, la Municipalidad decidió desarrollar un plan de revitalización junto al BID, de manera que el predio quedara, por primera vez, abierto a los santiaguinos como un espacio de encuentro y desarrollo comunitario

Galería de fotos: el asilo y la propuesta ganadora

 

BarriOficio nace como una propuesta integral basada en tres pilares: la recuperación del edificio en sí mismo, la obra gruesa nueva a construir, y el cambio en el uso del espacio. Estos tres elementos van de la mano bajo el concepto de economía circular: un lugar donde los ciudadanos puedan llegar; capacitarse o perfeccionarse en un oficio; aprender a cómo comercializarlo a audiencias claves y, en una etapa final, vender y exponer sus productos. 

“El primer paso fue participar en el barrio. Entrar en el terreno, recabar datos. Y ahí fue cuando nos empezamos a meter de lleno, a tirar ideas, a hacer reuniones con todos los participantes y surgió este proyecto”, cuenta Anya Fiori, arquitecta uruguaya y parte del equipo ganador del concurso. 

El barrio Matta Sur, donde se encuentra el antiguo asilo, se ha convertido recientemente en un núcleo de talleres y oficios en Santiago. Actualmente, el barrio acaba de inaugurar su primera estación de metro y está experimentando un recambio generacional en sus residentes. La gentrificación en otros sectores de la capital chilena está atrayendo a profesionales jóvenes, estudiantes y trabajadores autónomos que buscan emprender, exponer y trabajar en espacios menos costosos y conectados al centro de la ciudad.

“La preservación de nuestra herencia patrimonial ha estado constantemente amenazada en nuestras ciudades debido al acelerado proceso de urbanización y el crecimiento inmobiliario”, dice Juan Pablo López Gross, coordinador de BID CitiesLab. “Enriquecernos con las ideas innovadoras y de vanguardia que se generan en las salas de clases se hace pertinente e impostergable para poner en discusión la planificación urbana y el rol del patrimonio”.

Video: conoce las otras propuestas finalistas

 

“La pareja de una de las participantes del equipo es mueblista y tiene un taller. Pudimos ver que había un montón de personas que tienen talleres informales y formales de oficios tradicionales y pensamos que era una gran oportunidad para potenciar esa identidad barrial. Y así, trabajar el patrimonio material e inmaterial”, dice Cristina.

BarriOficio ahora se encuentra en etapa de validación, donde el equipo está trabajando en terreno junto a las autoridades municipales y gubernamentales, expertos de la División de Vivienda y Desarrollo Urbano del BID, profesionales técnicos y los vecinos del barrio, para adaptar la propuesta al contexto local. Tanto Anya como Cristina son optimistas y esperan que el sueño de transformar el asilo en un lugar abierto para todos pueda concretarse de cinco a seis años.

“Yo me imagino una ciudad inclusiva. Que integre. Yo que soy extranjera, que llegué hace seis meses a Chile, creo que hay muchas cosas por hacer en este tema. Creo que la inclusión desde muchos puntos de vista es algo en lo que se debe trabajar”, dice Anya. “Así deben ser nuestras ciudades. De todos y para todos”.

Para saber más del concurso, los finalistas, el proyecto ganador y las versiones anteriores de BID CitiesLab, visítanos aquí. 

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BID CitiesLab y PRIBIPE
El concurso es parte del Programa de Revitalización de Barrios e Infraestructura Patrimonial Emblemática (PRBIPE), una iniciativa financiada por el BID y ejecutada por el gobierno chileno, que busca implementar modelos de gestión para la revitalización urbana de barrios con valor patrimonial. El programa incorpora un foco integral para mejorar las condiciones de habitabilidad, poner en valor sus inmuebles patrimoniales, incrementar el desarrollo económico local y cultural y fomentar la participación activa de sus habitantes en los procesos de transformación urbana. Lee más aquí.

 

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