Petra Guevara Martínez vive en una zona rural en México donde no hay muchas oportunidades económicas. Su comunidad está a varias horas de la ciudad más cercana y, cuando hay trabajos, no son bien remunerados. Frente a esta situación, en 2002 creó una empresa que se dedica a hacer ropa, camas y disfraces para perros. Empezó con un pequeño taller y, con los años, fue creciendo su producción.
En 2014, su empresa se transformó por completo cuando accedió a un crédito para productores en zonas rurales, con el cual compró maquinaria y contrató a más gente. En tan solo un año, triplicó su producción y ahora distribuye en todo el país.
La historia de Petra no es única. En América Latina y el Caribe el acceso a crédito ha impulsado el crecimiento de miles de negocios, pero todavía quedan millones de personas sin acceso a servicios financieros. Parte del problema es la falta de infraestructura que fomente la inclusión financiera que va desde cosas tan básicas como acceso a internet hasta medidas más complejas como regulaciones para la protección de datos del consumidor para evitar fraudes o suplantación de identidad.
Para ayudar a los países a incrementar el acceso a los servicios financieros de sus ciudadanos, desde 2007 el Grupo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a través de BID Lab y BID Invest y en colaboración con The Economist Intelligence Unit, publica el Microscopio Global, un estudio que compara el progreso de 55 países en promover una mayor inclusión financiera.
El estudio analiza decenas de indicadores, principalmente en áreas que conciernen las políticas de los gobiernos y los organismos reguladores para fomentar la inclusión financiera, aunque también considera otros factores como el número de personas con acceso a internet o a cajeros automáticos. En la última edición también se incluyen 11 indicadores para analizar cómo se puede cerrar la brecha de género en los servicios financieros.
“La riqueza del Microscopio va más allá de las clasificaciones. Es una herramienta que proporciona información única, detallada y actualizada sobre la inclusión financiera en muchos países del mundo. No se trata de quién es el primero y quién es el segundo, sino de qué podemos aprender unos de otros”, dice Sergio Navajas, uno de los creadores de este estudio y especialista en inclusión financiera de BID Lab, el laboratorio de innovación del Grupo BID.
En la reciente edición de este estudio, en la cual también participaron ACCIÓN y la Fundación Bill y Melinda Gates, cuatro países de América Latina lideran la tabla: Colombia, Perú, Uruguay y México.

Entre las cosas que ayudaron a estos países a solidificar su posición en la cima de la lista está la creación de un entorno regulatorio para ayudar a realizar pruebas rápidas y seguras de las innovaciones en finanzas, tales como crowdfunding e inversiones bancarias en fintechs en Colombia; una mejora del marco para la protección de datos en Perú; y una nueva infraestructura para las finanzas digitales en Uruguay.
En la última edición del Microscopio Global se incluyeron medidas sobre inclusión financiera de mujeres y los datos sugieren que queda mucho trabajo por hacer para cerrar la brecha de género. La gran mayoría de los países en el estudio no tienen datos desagregados por género, sólo un tercio de ellos incluye un enfoque de género en sus estrategias de inclusión financiera y casi ninguno ha establecido objetivos claros como parte de estas estrategias.
“El entender de dónde venimos, cómo somos, y cuáles son las necesidades que tenemos es muy importante para poder crear los mecanismos que nos permitan acceder a los productos y servicios financieros que requerimos”, dice Marcela Zetina, directora de Innovación abierta y Openbanking en BBVA Bancomer México.
Los impedimentos prácticos, como el acceso a identificación, internet y teléfonos móviles, también limitan la capacidad de las mujeres a la hora de aprovechar los crecientes canales digitales para la inclusión financiera.
Parte del problema de la brecha en inclusión es la falta de mujeres en posiciones de liderazgo en las instituciones financieras y en los organismos reguladores. En 37 de los 55 países analizados en el Microscopio, las mujeres representaban menos del 25% de los responsables de tomar decisiones en los organismos reguladores financieros. Las mujeres ocuparon más de la mitad de estos puestos de toma de decisiones en un solo país, Bolivia, donde el parlamento nacional también tiene una mayoría femenina.
Para los organismos reguladores y las instituciones financieras, optar por tener mayor representación de mujeres en todos los niveles es una buena decisión financiera. Según un estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI), una mayor participación está asociada con una mejor capacidad de recuperación financiera. “Nosotras somos, de manera natural, mucho más responsables por toda la carga cultural que tenemos, y esto es algo que se relaciona muy bien con los productos y servicios financieros, por lo que implica de responsabilidad”, dice Zetina.
Petra, que obtuvo el crédito como parte de un impulso para incluir a más mujeres de zonas rurales al sistema financiero, reconoce el valor de este tipo de iniciativas. “Yo le agradezco mucho a la financiera, porque sé que detrás de ella hay muchas personas que hacen posible que los que estamos lejos de la ciudad en estas regiones tengamos trabajo”, dice.
Si quieres leer el reporte completo del Microscopio, descargalo aquí.